domingo, 13 de septiembre de 2009

"MORIR DE AMOR"

Por la cabeza de Martin nunca había pasado llorar por una mujer y menos por Ana, esa niña tímida que había conocido casi que por equivocación en las fiestas del pueblo y con la que había tenido algo por evitar la soledad. Pero ahí estaba sentado entre cuatro paredes inamovibles, con una botella en frente y aquellas dolorosas canciones de despecho retumbando entre las paredes.
Así por más de 3 meses diariamente Martin llamaba a Ana a su celular rogándole por un amor que ella ya no tenía para él, pero en el cual él seguía insistiendo y su cabeza alcoholizada también.
A pesar de la actitud rehusada y negativa de Ana para con Martin, a éste poco le importaban los rotundos no de Ana, y a pesar de todo seguía insistiendo en esa relación que ya no existiría jamás.
¿Con quién habló? Pásame a Ana o te mato, ella es mía voy a averiguar donde están y voy a ir por usted sin importar lo que pueda pasar.
Y en un latir agitado de su corazón y con uno de esos impulsos mentales que te salvan o simplemente te dejan caer al abismo; Martin tomo de aquel trago amargo del cual no tendría tiempo siquiera de arrepentirse puesto que no le alcanzarían los minutos de vida para hacerlo.
Y ahí esta Martin, quien ya no moriría por amor, tan sólo esperaría ese amor en la mismisima muerte.

“LA MALDICIÓN DE LA FEALDAD”

Erase una vez cuando los dragones volaban, los duendes cuidaban de los niños y las hadas cumplían deseos nació la princesa Ara, era la niña más hermosa jamás vista en el reino de Madagascar, sus ojos azules, su boca rosada y su rostro angelical despertaban en los hombres gran admiración, pero en las mujeres del reino envidia. El hada del rey advirtió a este y a su esposa el cuidado que debían tener con la hermosa princesa, sin embargo y confiándose de la seguridad del palacio, no tuvieron exagerado cuidado con la niña, y convencidos de su posición esta advertencia fue olvidada. Años después en la fiesta de 15 años de la princesa, una celebración con miles de invitados, rosas por doquier, deliciosos manjares, máscaras brillantes y excesivamente elegantes y príncipes a la espera de conocer a la princesa para quizás casarse con ella; un estruendoso rayo cayó sobre el palacio cegando y dejando atónitos a todos los invitados que nunca pensaron que detrás de esa cortina de humo, saldría la peor pesadilla de Madagascar, la más temida, la bruja Agata; quien sin dudarlo y con su tridente lanzó sobre Ara la maldición de la fealdad y escapando por el agujero que abrió con su arma, y afirmó en tono burlesco que sólo un amor verdadero y puro la podría salvar.
Todos los consejeros del rey se reunieron a pensar la posible solución para el hechizo y así por más de cinco años la princesa permaneció encerrada en el ático llorando sin papar, mientras que los sabios encontraban como revertir aquel hechizo. Una noche fría mientras nevaba, apareció de repente el hada que había advertido a los reyes del posible daño que harían a su hija y con un príncipe al lado que dio a la princesa su primer beso, desapareció la fealdad que había hecho de la hermosa Ara un infierno. Así cayó sobre ellos un amor profundo, puro y verdadero que los mantuvo felices por el resto de los tiempos.


Ana Isabel Mesa
Marcela Seohanes
Melissa Díaz
Marcela Palacio

“CUANDO LA VIDA CAMBIA DE COLOR”

Son las 2:30 a.m., el cuarto rosado, con la foto ampliada del día de los 15 años de Sara y sus peluches reposando en la cama han cambiado de color, se ha transformado en un cuarto gris y oscuro lleno de nostalgia, incertidumbre, arrepentimiento y preocupación.
Sara en medio de su desvelo y llanto sólo piensa en lo que hará si la prueba sanguínea de embarazo que se realizo esa tarde, sale positiva. Mientras tanto, Juan duerme espléndidamente en su lujosa casa de cristal y aunque sus sueños tratan de recordarle que su novia tiene un retraso, puede más su pesado sueño de borracho que su propia conciencia.
Ya son las 4:00 a.m. Sara sigue llorando sin consuelo debajo de su almohada con el temor de que su madre o su padre la escuchen y se enteren que tiene problemas, las ansias y la preocupación pueden más que ella misma, ¿a qué horas empezó todo esto?, ¿yo me cuidé?, ¿él se cuido?, ¿Qué paso?, ¿Por qué a mí?, ¡tan sólo tengo 16 años!, se pregunta sin consuelo alguno, Sara.
Llegaron las 6 de la mañana, la habitación de Sarita es irrumpida por el sonido de la puerta y la voz dulce de doña María la mamá de Sara que todos los días antes de irse a trabajar la levanta para que pueda ir al colegio; Sara abraza a su mamá y desvía la mirada, para su madre no note sus ojos de llanto, ella se despide de Sara le da la bendición y le desea muy buena suerte para este día.

Sara se levanta acongojada con la esperanza de que al entrar al baño y revisar su interior, observe que su período ha regresado y no hay por que preocuparse, pero para su mala suerte hoy después de 2 meses su período aún no regresa; ella se arregla rápidamente coge el teléfono y llama a Juan, Juan por su parte tiene una resaca que no le permite ni agarrar el teléfono, Sara insiste llamándolo al celular, pero todo sus intentos de localizarlo son en vano, Juan no contesta y quien sabe cuando contestará.
La ex señorita no sabe que hacer y decide llamar a su inseparable amiga Laura para que la acompañe a reclamar los resultados de la prueba de embarazo al laboratorio, Laura por su parte se encuentra más nerviosa que su amiga pero, sin importarle el hecho de escaparse junto a ella del colegio, la acompaña por los resultados. Se dirigen sin levantar sospechas, por los resultados al laboratorio con la esperanza de que en ese papel que dice cantidad de datos sin importancia alguna, se encuentre al final una sola palabra negativo.
Sara y Laura llegan al laboratorio ubicado en el centro de la ciudad, obvio, donde era más económico el valor del análisis, porque la mesada de Sara no alcanzaba para un examen en un buen laboratorio; ingresan tímidamente a la sala de espera, hay una señora con tres hijos de las manos, (cual de todos más inquietos) esperando relajadamente su cuarto examen de embarazo con resultado positivo.
Sara se acerca a la secretaría quien antes de entregarle los resultados la mira con ese rostro de ternura y lastima que tienen todas aquellas personas cuando observan a las jovencitas en embarazo y piensan en su interior: “pobre niña se cago la vida”.
La secretaría entrega el sobre a la ex señorita, en ese sobre esta marcado el futuro de Sara, quien no es capaz de abrirlo controlada por los nervios, Laura que como tal se encuentra a la margen del problema de su amiga aceleradamente rasga el sobre, saca el papel lo desdobla ágilmente y dirige su mirada al resultado, un total silencio se escucha en la sala de espera del laboratorio, segundos después Laura abraza a su amiga con lágrimas en los ojos y le dice casi susurrando que el resultado es positivo, que si esta está en embarazo ; el cuerpo de Sara esta congelado no llora, no respira solo esta quieta y asombrada.

Juan a penas despierta, observa su celular mira la hora y descubre que a perdido dos clases en la universidad y que su novia lo ha llamado varias veces a pesar de ser tan temprano. Juan la llama; en la sala de espera se escucha el altísimo ring tong del celular de Sara quien no espabila ni siquiera, Laura contesta y le cuenta a Juan lo que sucede; al otro lado del teléfono Juan queda también impactado pero reacciona rápido, pregunta a Laura donde se encuentran para recoger a su novia y hablar con ella del problema en el que están metidos.

Sara reacciona un poco y pregunta a Laura, casi ahogándose ¿Qué va a hacer?, Laura como su amiga y como niña educada en la religión católica, dice a Sara: “ la vida es el máximo regalo que Dios nos da, hay que cuidarla y defenderla, sobre todo si se trata de una vida que aun no ha nacido, pues debes tener claro que la vida inicia en el momento de la concepción; por nada del mundo vayas a abortar porque si lo haces estarías matando a un bebé inocente”.

Juan viene muy tranquilo en su auto escuchando la salsa que tanto le gusta, minutos antes de llegar ante su novia suena la canción de Rubén Blades, “decisiones”, esa que dice: “la ex señorita no ha decidido que hacer, en la clase de geografía la maestra habla de Turquía mientras que la susodicha sólo piensa en su desdicha y en su dilema hay que problema; mientras tanto el novio ensaya que va a decir seguro que va a morir cuando los padres se enteren y aunque él otra solución prefiere no toma otra decisión, porque esperar es mejor haber si la regla viene; decisiones…”

Por supuesto, la canción refleja lo que este querido muchacho le sugiere a su novia que haga, para Juan el hecho de que su novia este embarazada por accidente es el hecho de que tenga que abortar ese niño, primero porque él y ella no tienen como mantener al bebé en este momento, segundo si tienen el bebé él no podrá continuar en la universidad y Sara no podrá terminar la secundaria; cualquier pretexto es válido para Juan, el hecho es que ese hijo no puede nacer porque nadie tiene el derecho de castigarlos por disfrutar de sus relaciones sexuales.
Sara al escuchar lo que piensa el hombre que ella ama y el padre de su hijo queda completamente abrumada, no sabe si hacerle caso a su novio o a su amiga, ya que cada uno la aconseja con argumentos válidos, pero Sara esta conciente de que cualquier decisión que tome contiene un peligro diferente pero de una u otra manera es peligro, por un lado está el peligro de que sus sus padres se enteren y por otro está el peligro de realizarse un aborto voluntario y que se pueda enfermar o hasta morir.
Ya casi entra el medio día, Sara a caminado por todo el parque y sus alrededores pensando que va a hacer, esta desconectada de la realidad, ya se esta haciendo a la idea de que dentro de ella crece una vida inocente que no tiene maldad y mucho menos es culpable de su error, pero también piensa que ella no merece acabar con su vida y sus sueños.
Dando vueltas y vueltas decide entrar al templo para aclarar un poco sus ideas, antes de iniciar la eucaristía parece que en los medios han publicado la noticia de la legalización del aborto en el país, para casos exclusivos como violación o posibles deformidades; debido a este suceso el sacerdote eleva una solemne oración hacia Dios: “Señor, te pedimos por los niños que no nacieron. Por las madres que no supieron pedir tu ayuda y que decidieron terminar con la vida de su hijo, antes de que ellos pudieran ver la luz. Tu Luz. Danos el don de reconocer que nuestra vida es un regalo tuyo y que debemos cuidarla para poder cumplir la misión que Tú esperas de cada uno de nosotros”.
Sara no soporta más parece que todo estuviera en su contra sale corriendo de la Iglesia, se esta consumiendo por dentro, su hijo ya esta creciendo y sintiéndose rechazado , el padre del niño está pensando como deshacerse de él, la amiga de la madre piensa como ayudar a su amiga tratando de evitarle problemas, gira el círculo vicioso. La temperatura es alta Sara esta indispuesta, la cabeza le da vueltas, la ropa le estorba, en fin se siente ahogada, cae en el piso; cuando despierta esta en su casa rodeada de su familia que solo llora y se lamenta en su habitación, Sara había perdido su bebé, su familia estaba decepcionada, Juan estaba tranquilo aunque en el fondo sentía la perdida de su hijo, Laura estaba desconcertada y tenía la ilusión de que en caso de que su amiga no hubiera perdido el niño lo hubiera dejado nacer, porque para Laura las personas que están a favor del aborto deben reconocer que ellas ya nacieron y que tienen vida, ¿acaso a ellos se las negaron? y ¿quién sabe en que circunstancias fueron concebidos y traídos a este mundo?.

¿Quién sabe cual habría sido la decisión de Sara?, pero el destino decidió antes que ella sin medir consecuencias, los padres de Sara se enteraron irónicamente del embarazo de su hija al mismo tiempo que se enteraban que había sufrido un aborto espontáneo debido a su corta edad.

“Ahora son 34 cosas”

Del cuello para abajo todo lo ven, son gemelos, casi siempre tienen el mismo color en su iris, aunque conozco casos en los que uno es diferente del otro, u otros en que cambian de color dependiendo del estado de ánimo de quien los porta, nunca se verán frente a frente, ni siquiera a través de un bisco pueden lograrlo, el límite, la nariz impide hacerlo, quizás los biscos sean quienes logran acercarlos, pero aún así nunca se verán frente a frente.

Nuestro reflejo en el espejo, en un lago o en una ventana es la única posibilidad de poder ver nuestro rostro, el lugar donde habitan este par de gemelos que por más intentos de vueltas que hagan necesitan de un instrumento que los refleje para verse ellos mismos y al resto del rostro.
Cuando era pequeña, necesitaba ver mi reflejo en cualquier parte, en un enfriador, en un retrovisor, hablaba mirándome al espejo y hasta hace poco me veía llorar ante él, otro vicio particular que tenía era mirarme en él antes de hablar con alguien, antes de decir una mentira, o antes de decir un secreto; me miraba ante él tratando de ocultar mis emociones pero se me olvidaba que al mirar a alguien a los ojos, el poder de mi reflejo lo tendría los ojos del otro y ellos no me dirían la verdad acerca de mis gestos y mis emociones, son demasiado pequeños y muchas veces se invaden de brillo o lágrimas que opacan mis emociones y dejan relucientes las del otro.

Nunca olvidaré cuantas veces me mire en el espejo hablando por teléfono, tratando a pesar de las distancias de no hacer gestos que hirieran al otro (gracioso pero cierto) , buscaba como hablar encerrada una habitación, pero donde estuviera presente este artilugio, que se me volvió indispensable, aunque por más de diez años no lo tuve en mi pieza. Quizás este llegó cuando sentí la necesidad de tener privacidad, de no peinarme y mirarme en el espejo del cuarto de mis padres, sí ahí en ese momento, cuando llegó la adolescencia y estar bien se convirtió en una prioridad.

A través de los ojos no sólo se ve lo físico, a través de los ojos la mente imagina, al igual que con los sonidos, los olores y lo que toca. Dos tres al revés, mirándose se ven en la portada, de primera impresión parece más bien un libro de matemáticas que de breves relatos, sobre los objetos más prácticos y a la vez más insignificantes que rodean nuestra vida; un texto que al abrirlo parece ser muy común, pero que después de leer el relato del teléfono, a pesar de no ver mi rostro siento y sé que mis ojos al igual que mis labios están sonriendo porque lo que dice ahí dentro también me ha pasado.

Cuando nací ya el teléfono existía, no era mi necesidad, creo que nunca esperaba llamadas, si estaba dormida no escuchaba su rinrineo, que es simplemente insoportable cuando estoy tratando de continuar en ese sueño que cuando despierte me costará recordar. Aquella vez que ese niño me dijo que me llamaría, ese que ya era inalámbrico, (un celular grande) se convirtió en mi eterno acompañante, no tenerlo al lado, no saber donde estaba o simplemente tenerlo descargado u ocupado, cuando la segunda línea sólo era un sueño y el identificador de llamadas no hacia presencia en mi casa (había que pagar adicional), el teléfono se convirtió en mi obsesión, eso si antes que llegará el celular.
Los dos cumplen la misma función, fueron hechos para comunicarse, pero son dos creaciones de pura espera, generadores de ansiedad, chismes, secretos, no hay existe tal grado de curiosidad como revisar la bandeja de los mensajes en el celular del novio, del man que te gusta o de tu papá que piensas tiene una mosa; o mirar la pantalla, ver un número desconocido y pensar que es aquel de quien esperas la llamada, llamándote de otro celular porque se le acabaron los minutos. Las excusas encontraron respaldo en un objeto tan pasajero como el celular, cuya vida útil cada vez es más corta, “no tengo minutos”, “se me descargo el celular”, “no tenía señal” , “a mi no me llego ningún mensaje…”, sin pensarlo el hombre invento un escondite particular, cuando te llaman a tu casa y contestas saben que estás allí, pero… ¿qué pasa cuando te llaman al celular y te preguntan dónde estás?, puedes estar en cualquier parte y en todas al mismo tiempo, simplemente con el celular estás donde quieres estar.

Creo que a mis ojos no les gusta mucho, ser opacados por aquellas gafas de marco negro estrecho que hacen que vea todo más claro, es que me vuelven ajena a mis miradas, simplemente no pertenecen a mí y no quiero que lo hagan. Los dos tres siguen ahí estáticos, en ese fondo verde limón, los veo claros, al menos no están lejos porque la miopía no me dejaría reconocerlos, he pensado en ponerme esas “lentejas de vidrio”, pero prefiero esforzar la mirada que seguir sintiéndome ajena, doy vueltas en la cama tratando de encontrar la posición más cómoda para seguir leyendo y que no me incomode más este cuello ficticio del que si soy ajena por completo; ya mi cama no me recibe, parece que me quisiera sacar y eso que soy de las que piensa que la cama llega a parecerse tanto al dueño que es imposible que lo saquen o que éste se caiga de ella, la forma del dueño está ahí dentro, como si el colchón hiciese un hoyo que sacará los brazos y apretará fuertemente a quien reposa en él cada amanecer, cada tarde, cada noche la revelación del inconsciente convertida en sueños a blanco y negro, otras veces a color con sabores y olores que como decía un profesor “aquellas personas que sueñan a color y dentro del sueño dejan inmersos todos sus sentidos, tienen un cerebro bastante desarrollado”.

Las letras siguen formando en mi cabeza un montón de imágenes y sé que mi vista todavía sonríe con las cotidianidades y los recuerdos de esas 33 cosas que han estado presentes en menor o en mayor forma durante mi vida.
Pero ahí está, amarrándome la cosa número 34 que hace apenas cinco días llegó a mi vida y a pesar de que todo mi cuerpo ha intentado expulsarla, permanece ahí. Ese cuello ortopédico me deja sin respiración, no me permite hablar como siempre, hacer esfuerzos me duele y la incomodidad también, no corresponde a mi talla, pero al igual que yo se intenta acomodar a mi, no habla, pero sé que por las noches descansa y deja de atormentar a mi cuello; suelto no representa ninguna amenaza pero atado a mi, me asecha no me deja ver mi cuerpo, me convierte en una incapacitada.

Todo fue muy rápido, las llantas no respondieron a la dirección, el piso estaba húmedo, devolví toda la cabrilla, cogió fuerza y no la puede detener, el sonido de las llantas rechinar termino en frente del separador, una, dos vueltas campana (que creo se llama así porque el carro termina parado), y ahí está, el carro bajando hacia Bello en la mitad del carril, 45 minutos después la sirena, nunca había estado dentro y no lo quería estar; ella parece un nuevo mundo por descubrir, cuando pasaban por mi lado les abría espacio para que siguieran, pocas veces me imagine quien iba ahí dentro, pero esta vez era yo la que estaba dentro, amarrada a una camilla de madera, con un cuello de pasta, llorando, sola y a la expectativa del recorrido hasta el hospital, pensé que todo iba a ser diferente, más rápido con la sirena activada, pero no, la sirena sólo se activo al llegar a la autopista Norte, la velocidad del carro era normal, no sé si los otros carros dieron espacio o no, pero ahí estábamos ella y yo frente al Hospital Marco Fidel Suárez (un nombre muy original en Bello). Todo se veía diferente, ya el mundo no está a tus pies como cuando aceleras un carro y sobrepasas al del lado, tú estás bajo el mundo.

¿Niña qué le pasó?, repetí la historia que repetiría por más de una semana a todas y cada una de las personas que me preguntaran por mi accidente, quizás así se me iría pasando el susto de dar vueltas con un carro. “Di vuelta campana…” yo repetía la historia, así como mi mamá repite e insiste que el día que se muera le demos una vuelta en el carro fúnebre por el Barrio Obrero al son de la canción “¿Por quién doblan las campanas?” y yo me digo similar a Spitaletta, quizás cuando nos preguntemos por quién doblan, será por nosotros, casi nunca sabemos por quien suenan las campanas de una Iglesia cuando hay un muerto, yo aprendí que era por un muerto porque después de ser acolita y saber las horas de todas las misas, cuando las escuchaba a la hora que no había misa, mi mamá me recordaba que era por un muerto.

Ahora son 34 cosas que me hacen pensar, 34 cosas que me hacen recordar anécdotas graciosas, tristes, inolvidables, únicas, similares a las de Reinaldo, pero al fin y al cabo cosas de la cotidianidad, cosas que casi nunca me detengo a mirar y pienso por ejemplo, como estoy sentada escribiendo en este computador que ya es portátil, reemplazando aquellos cuadernos que me encantaba estrenar, que me encantaba oler y los cuales no permitía que se arrugaran las puntas de las hojas, esos donde hacia los títulos con lápiz rojo y el contenido con un lápiz Mirado 2, los que uno parte a la mitad en el ICFES, porque se le olvidó que debía responder con ese lápiz en específico, y no con el portaminas que cuando ibas creciendo te dejaban usar en el colegio (y lo agradezco porque sacar punta, era todo un gran proceso que debía terminar en el bote de la basura del salón que siempre estaba en la otra esquina de mi puesto). Sigo escribiendo y me doy cuenta como el lápiz y el cuaderno fueron reemplazados en gran parte por esta máquina inteligente que hicieron de la vida, un asunto más sencillo, más práctico, sin embargo no puedo negar que la sensación de rayar, de dibujar y de escribir confesiones en una hoja de papel, calma la ansiedad, los nervios y deja volar la imaginación, mientras que esta pantalla cuadrada como dice un amigo publicista “limita tu imaginación”.

Yo puedo imaginar con los ojos abiertos, imaginar no es más que crear un propio mundo, un mundo paralelo, donde tenemos el poder, donde ponemos nuestras propias reglas y donde sólo vivimos nosotros y quienes queramos invitar, aunque casi nunca nuestros invitados saben que hacen parte de ese mundo.
Alguien tuvo que haber imaginado que volaba para crear una cometa, así haya sido usada en sus inicios con fines bélicos, alguien tuvo que pensar que si por sus propios medios no podía volar, algo creado por él debía volar a su manera y ser controlado por él mismo, elevar una cometa tiene ciencia, si no sabes mantenerla en el aire, soltar la pita a la distancia correcta se puede caer y enredarse con otra que estaba bien controlada y si no la pones en el lugar correcto para que el viento la eleve quizás nunca suba; es similar a elevar un globo, tiene cinco puntas, sostenidas por cinco personas que deben mantenerlo erguido, mientras uno debajo prende la mecha, al prenderla todos deben coordinar el movimiento, subirlo un poco y dejarlo ir.
Las dos son actividades premeditadas, de paciencia, como debería ser la vida, todos queremos volar, cambiar el mundo, sabemos que podemos, muchos tienen el talento, las habilidades, lo necesario, pero el tic tac del reloj, los estrictos horarios, el excesivo trabajo, la precipitación te empujan y no precisamente hacia el cielo, muchas veces al abismo.

Arriba, abajo, derecha, izquierda, mis ojos se siguen moviendo libremente por entre las hojas, al menos se mueven sin esos lentes estorbosos, como dice Reinaldo con ellos todo se ve más claro, se vuelven costumbre pero estorban, son ajenos, feos y la gente no te mira a los ojos, te mira al lente.
Cada letra, cada palabra, cada párrafo conectados los sigue llevando al mundo de las cosas, allí ellas hablan y sienten, mi cosa número 34 no me deja mover la cabeza libremente, creo que más bien parezco una estatua, pero no tan fea como la que hay en Castilla de René Higuita que lo disminuye de un futbolista heroico a una estructura de cal blanca, robusta y sin facciones en el rostro, quizás quien la hizo lo odiaba, o simplemente se le olvido lo significante que es en un país como este una figura como Higuita, donde el fútbol parece ser el único deporte existente. Él todo un mago del balón, el objeto que como dice tras la portada de los 3 al revés y de frente nunca cae, rebota, se mueve pero nunca cae, pero si ve caer a quienes no lo saben maniobrar y sube hasta el cielo con los magos que lo saben manejar ¿o no han pensado, que sería de éstos personajes, si Fu Hi gobernante chino apelmazara varias raíces duras hasta formar una masa esférica a la que recubrió con pedazos de cuero crudo y creara la primera pelota, madre del balón de fútbol usado por primera vez en 1936 ?.

¿O que sería de estas 33 cosas, si alguien no se hubiera detenido a escucharlas, a saber que sentían, a conocer su historia y a escribirla en pequeños relatos para quien tiene un par de gemelos, ansiosos de no dejar de moverse, de imaginar, de leer y de sumergirse en otro mundo olvidado, el de las cosas, por el momento el de estas 33 cosas… 34 con mi cuello ortopédico?

EN LA LEY DE JUSTICIA Y PAZ: LA INDEMNIZACIÓN ECONÓMICA NO ES LA ÚNICA VIA DE REPARACIÓN

“Espero entre 18 y 20 millones de pesos, más no se sabe si sea eso, también hay otra posibilidad que den tierras” afirmó Ely Yuladi Tapias Gómez víctima de las AUC (Autodefensas Colombianas) al referirse a la indemnización que espera por parte del Gobierno.
Mientras que un artículo publicado en El Colombiano, y como comenta John Jairo González Espinosa, encargado del Programa de Atención a Víctimas y Desmovilizados en Postulados de Ley de Justicia y Paz: “con los bienes entregados, con la plata que hay en el fondo de reparación, con aquello que se ha podido reunir para reparar a las víctimas, hoy por hoy, a cada una de las 12500 víctimas de las AUC le corresponde 7mil pesos y 3 dólares”.
Según John Jairo, las víctimas están pensando que hay millones y millones y ahí es donde radica el problema, porque la indemnización económica no es el único tipo de reparación que existe para las víctimas. “Esa plata la veo como una bendición, como mi hermanito está tan joven para estudiar, o para una casita”, dijo Ely hablando del dinero de la indemnización que según la abogada María Teresa Hernández*, tendrá Ely.
La restitución dirigida a restablecer situaciones existentes antes de la violación de derechos humanos, la indemnización que resulta como la compensación por vía económica de los daños psicológicos y materiales causados, la rehabilitación como recuperación mediante atención médica y psicológica y por último la satisfacción y garantías de no repetición, son las cuatro vías de reparación brindadas por la Ley de Justicia y Paz, según María Teresa Hernández*, abogada para la Defensoría del Pueblo.
“En el caso colombiano las víctimas, no han obtenido su derecho a la reparación; no ha existido restitución, rehabilitación, satisfacción ni garantías de no repetición, tampoco ha existido indemnización y dentro de esta ni siquiera la reparación económica”, afirmó en un artículo referente a la Ley de Justicia y Paz, Jaime Araújo Rentería, magistrado de la Corte Constitucional.
Para Ely resulta ser lo contrario en cuestión de rehabilitación, porque como ella misma argumenta no ha tenido apoyo de psicólogos porque no lo ha deseado y no por falta de información, “dicen que la terapia mejor es uno hablar, como sacar todo lo que tiene por dentro de los golpes duros de la vida; mi abogada me informa todas las actividades que hay y a lo que puedo acceder, también lo de los psicólogos” dice Ely.
“La ley de Justicia y Paz incluye exclusivamente víctimas de las AUC eso implica que se excluye guerrilla y bandas comunes”, afirmó John Jairo al referirse a los involucrados en el proceso. “Ely aplica para acogerse a la ley” dijo María Teresa Hernández* abogada encargada del caso, sustentando su afirmación con parte de la historia de Ely: “cuando era muy niña sus padres fueron asesinados por las AUC dejándola huérfana y con dos hermanos a cargo”.
Pese a la exclusión de guerrillas del proceso de Justicia y Paz, Antonio Mira*, ex miliciano de las FARC está involucrado con el proceso de Justicia Restaurativa en un grupo conformado por guerrilleros del ELN y las FARC presos en la cárcel de Bellavista.
Según el sitio web http://www.justiciarestaurativa.org/, es posible definir a la Justicia Restaurativa como una respuesta sistemática frente al delito, que enfatiza la sanación de las heridas causadas o reveladas por el mismo en víctimas, delincuentes y comunidades.
“Nos cansamos de la guerra, por lo menos yo sí” dice Antonio al hablar del grupo y de las víctimas, así mismo agrega que ha estado en un proceso con la asistencia de psicólogos, y en diferentes charlas sobre el perdón y la verdad, “eso de la justicia restaurativa” dice Antonio* al referirse al proceso.
“Por el sólo hecho de pertenecer o estar catalogado en las FARC, hay que pedirle perdón a las víctimas; a las Madres de la Candelaria se les hizo un acto, se les pidió disculpas”, y al igual que Julián ex guerrillero del ELN, Antonio* estuvo presente en el acto con las victimas de Bojayá, según Sara Palacio* integrante del grupo de Comunicación para el Desarrollo, grupo que ha seguido el proceso de Justicia Restaurativa con víctimas y victimarios.
“Vinieron las victimas de Bojaya, yo les pedí perdón, pero ni sé dónde queda Bojayá” aseguró Julián*.
“Perdonar no es olvidar, es vivir en paz con la ofensa” Tim Guénard
*Los nombres fueron cambiados a petición de las fuentes.

miércoles, 19 de agosto de 2009

"Paleros a la espera"

“Yo ya me voy, ya el día se perdió”, el reloj de manilla negra que tiene en su mano izquierda marca las 10:30am, cinco horas ha esperado Andrés Felipe la llegada de la arena para trabajar. Al frente en uno de los tres árboles que dan sombra al pequeño espacio está su pala, estática y manchada de café en la parte de metal.
A las 4am se levanta, hace su desayuno, se baña, se viste y desde la periferia de la ciudad en El Playón baja caminando hasta la Regional. Allí parece no encontrarse una oportunidad de trabajo, nada más que la venta de Q'hubo
y la labor del Tránsito de Medellín que siempre está pendiente de la movilización por la avenida.
Como un ejército armado de palas, desde los barrios altos de la ciudad que se vislumbran desde la Regional. El espacio vacio de la bahía de cemento en medio de ésta comienza a llenarse a las 5am de hombres con palas y zapatos sucios que inician su jornada de trabajo.
Entre la bomba MOBIL, Solla y el cruce de los carros que vienen de Medellín, Copacabana y Bello, como inmersos en una isla en medio de carros está este ejército. Ellos, los paleros, de pie, sentados y con la mirada fija esperan la oportunidad de agarrar una volqueta, montarse, trabajar, ganarse unos pesitos y llevar comida a su casa, o al menos tener para la coca del día después, bien cargada, como la de Uber.
Uber parece tímido, no habla mucho, desmecha con sus dientes una arepa asada. En sus manos sostiene una coca llena de arroz con dos pedazos de salchichón frito, para repartir entre desayuno y almuerzo. De sobremesa un líquido grisáceo embotellado en un termo de agua brisa. No deja de voltear sus ojos de un lado a otro, mientras mastica lentamente esperando un viajecito para salvar el día.
Moreno, de brazos fuertes, ojos negros, pestañas largas y de sonrisa picara es Andrés Felipe García, uno de los más jóvenes del triángulo de cemento ubicado en medio del cruce de volquetas, automóviles, tractomulas, motos y de el que los domingos se apoderan las ventas ambulantes para la ciclovía.
Su mirada se enfoca de nuevo en el reloj, “Yo no me voy a quedar de palero toda la vida”. Andrés tiene 27 años, las manos grandes, con cayos y cicatrices. La pala que usa no se parece mucho al micrófono con el que entona canciones, compuestas a raíz de sus vivencias, las de sus compañeros de canto y sus amigos del barrio.
“It was only a kiss”- The Killers tararea Andrés sentado en una silla con dos troncos de madera y una tabla a lo largo que sostiene aproximadamente el peso de cuatro de los 25 hombres aproximadamente que esperan lo mismo que él. A su lado está Uber, la gorra que tiene puesta no disimula su ojo morado. “Me aporreé bajando arena mojada de una volqueta”.
“A priori” es el grupo de Ándres, una banda alternativa, nacida dos años atrás con la idea de realizar un proyecto musical diferente y aprovechando la pasión por la música, la composición y los instrumentos de este palero. La misma pasión que dice tener para sacar o meter arena a una volqueta. “Si no le cantara a la esperanza, no estaría parado aquí”.
Entre las 5am y 8am Don Álvaro espera en la bomba junto con otros tres compañeros la llegada de las volquetas. A las 9:00am camina desde la bomba hacia la islita. Tres minutos se demora aproximadamente en pasar Solla y el puente de la quebrada. En el triángulo se queda hasta las 4:00pm haya o no tenido viajes previos. “Ayer me gané 100mil pesos en un viaje de noche hasta las 2am”.
La bomba se ve primero para los carros que vienen por la Autopista Norte, pero en la isla hay tres entradas: los que vienen desde Barbosa, Girardota y Bello por la Regional. Los de la Autopista y los que vienen de Medellín hacia el Norte del Valle de Aburra.
Don Álvaro saca de uno de los bolsillos del pantalón de dril limpio y sin arrugas 200 pesos, compra un malboro, mueve su pala hacia el poste, enciende y lentamente deja salir el humo de su boca. Desde hace quince años de lunes a viernes en bus de Copacabana llega hasta la Regional. Antes que la estación Madera del Metro existiera y el mural de vacas que recorren la estructura de Solla, fuera pintado, él ha estado ahí a la espera de un volquetero que acepte darle un viaje en cualquier día de trabajo.
“Por viaje son quince mil para cada un casi siempre vamos en pareja y el pago… varia depende de la hora y del viaje”. Aislados en otra silla improvisada cerca de la quebrada que divide la bahía de Solla, hay cuatro negros. Una camisa amarilla de la Selección Colombia. Un pasamontaña de rayas. Una camándula blanca se destacan entre ellos.
Las cuatro palas inamovibles están puestas al lado izquierdo. Ellos miran el horizonte, sus barrios. Agudizan sus sentidos para reconocer cuando viene su fuente de trabajo y Jefferson trata de adaptarse a su primer día como palero. Está en vacaciones de la empresa de construcción donde trabaja y tiene que llevarle comidita a Marcela y a su hija de dos años. “No podía perder esta semana de trabajo”.
En frente otros cinco hombres, en su mayoría delgados esperan la llegada de la volqueta, allí el campo de trabajo se limita a un solo lado. Por el triángulo hay tres lados de llegada, más oportunidades, más actitud, más habilidad. Como si no estuvieran los tres árboles medianos al interior de la pequeña isla el sol penetra los rostros de los hombres, algunos se protegen con las gorras que llevan puestas. Otros descansan recostados sobre sus palas, con sus pies apoyados sobre ella o con sus manos envolviéndola suavemente.
“Esto es una aventura”. El cuñado de Uber, lo trajo hasta acá hace diez años como su padre alguna vez lo trajo a él después de trabajar antes en construcción. Andrés inició su vida como palero hace tres años y Don Álvaro el más antiguo de los tres lleva quince años en el oficio.
Cloch, freno, cambio acelerador. Cloch, freno, cambio y acelerador. Los ojos de los hombres se alarman, las palas están listas, Camilo termina de vender el vaso de leche para Andrés, se lo está regando por las manos, se limpia en su pantalón. Uno de los negros del frente se para, Andrés camina rápido hacia la calle, los dos se paran a la margen del espacio, levantan la mano, la pala debajo del volcó roza con el metal, las llantas en movimiento. Un salto, dos saltos, la llantas en movimiento Andrés está arriba del volcó, ya no se ve. Hoy sólo necesitan a uno.
El negro camina con la cabeza inclinada y arrastrando la pala hacia la llanta que bordea la raíz de uno de los árboles, saca de la mochila futbolera, una coca, la abre y comienza a comer, “esa no fue la mía”.

“Son mil pesos”. Camilo tiene 17 años está reemplazando a su tío que está en Cartagena, a pesar de la pereza y el sueño que le da bajar desde Zamora hasta acá, ya instalo su carreta con las sandias y la leche que vende a los paleros durante las doce horas aproximadamente que pueden permanecer a la expectativa de la llegada de una volqueta que los lleve a trabajar.
“ No hay nada hoy gracias Don Javier, el desespero lo agarra a uno ”. En el árbol de atrás los dos que acaban de llegar del primer viaje del día no hablan, regresan a sus posiciones, un trapo rojo rodea sus cuellos, el sudor recorre sus frentes y sus mejillas, otra vez esperan pero ahora con quince mil pesos en el bolsillo. El volquetero los regresó al lugar donde horas antes los recogió para trabajar, “si uno es de buenas el volquetero lo lleva a todos los viajes del día”.
Cada cuatro meses la pala pierde su vida útil, quince mil pesos, lo que cuesta un viaje cuesta la pala nueva para seguir trabajando y poder bajar escombros y arena mojada, por lo que mejor pagan los volqueteros. “Unos días uno se hace quince mil, 30 mil, 100 mil o simplemente nada, pierde el día”.
El hijo de Don Álvaro, estudia Artes Plásticas en la Nacional, “la otra semana tengo que pagar 90 mil de universidad y hoy no ha salido el primer viaje”. Dos hijos y una esposa tiene que alimentar el elegante palero. De camisa manga larga abotonada hasta el cuello, pantalón caqui arriba de los tennis blancos, un reloj imitación de plata. Mochila cruzada con una enorme coca de comida y la pala en medio de su pecho, son sus herramientas de trabajo.
“Uno se tiene que echar el volquetero al bolsillo, ellos le dan la comidita”, “tiene que tener sus clientes que lo recojan”. Andrés está en la volqueta de Francisco. Pie sobre la pala, hasta el fondo, recoja saque y meta en el volcó, un, dos, tres…lo mismo, repita y repita. Pacho cuenta el fajo de billetes que tiene en el bolsillo del pantalón hasta la rodilla que lleva puesto, saca dos billetes, diez mil y cinco mil. “Lo más emocionante de este trabajo es cuando uno recibe la plata”.
El viaje fue corto, una hora, un solo palero que para llenar una volqueta de seis metros cúbicos, necesita aproximadamente 1300 paladas “las nuevas máquinas en 2 minutos llenan una volqueta entera y la vacían”.
“Si algún accidente, responde uno y si mucho un volquetero que sea formal le ayuda”. Subiéndose a una volqueta en movimiento, sobre cuatro pares de llantas grandes, listas para aplastar. Viajando en el volcó de manera ilegal. Sacando y llenando las volquetas de escombros con materiales desconocidos se pasa la vida activa e insegura de los paleros. Mirar el reloj, hablar con el de al lado, pensar en el futuro, fumarse un cigarrillo y reírse de los chistes de paleros como Andrés es lo único no peligroso que se hace en este oficio.
Don Uber ya hizo el primer viaje del día en compañía de su cuñado, regresa a la bahía con la intención de hacer el segundo y hasta el tercero para el sustento de sus hijos a pesar que no vive con ellos. Andrés consiguió el primero y quizás único viaje, ya había decidido irse temprano para el ensayo y necesita ducharse antes de salir por la noche al encuentro con su banda musical. Don Álvaro piensa en mañana y el resto de la semana para recoger los 90 mil pesos y que a su hijo no le toque ponerse a palear como él y pueda terminar la Universidad.

"Más que escalar"


Hablar de campeonatos de escalada en Colombia, no es un tema cotidiano y mucho menos conocido, hablando con Alejandro Rivero, y Esteban Vanegas, escaladores colombianos podemos conocer de manera más clara de lo que es y cómo se desarrollan ciertos campeonatos en nuestro país.
Cuatro niveles de dificultad propiamente constituyen muchos de los campeonatos de escalada actuales: novatos, pre-maestros, maestros y élite; estos niveles permiten al participante definir su categoría y participar básicamente con quienes poseerían sus mismas habilidades y conocimientos, dependiendo de la prueba que se vaya afrontar, se usan ciertos accesorios, uno de estos son los zapatos que varían en tamaño y forma dependiendo del tipo de escalada; entre otras cosas un escalador debe usar una bolsa de magnesio, el arnés y los seguros dependiendo de las rutas.
Alejandro con once años de recorrido en este deporte ya tiene medalla de bronce en la categoría élite y en la serie Boulder, mención que gano en Estados Unidos.
Así en Colombia sólo se haga énfasis en campeonatos de fútbol como la Copa Mustang y La Copa Libertadores , en la ciudad de Bogotá se encuentra uno de los más grandes muros de escalada en Latinoamérica, donde se realizan diversidad de campeonatos motivando el entrenamiento de nuevos jóvenes que es su público objetivo; se puede afirmar según fuentes confiables que Gran Pared está capacitado para realizar campeonatos mundiales, puesto que fue construido con las normas técnicas establecidas para este tipo de estructuras.
Pero no todo es color de rosa para estos escaladores quienes han dejado de participar en los Juegos Panamericanos con respaldo del gobierno, pues simplemente este ha negado su apoyo dejando a la deriva el talento de muchos de estos viejos y nuevos escaladores que se lamentan aún del cierre del muro de Belén por parte de la Alcaldía, del dinero que tienen que invertir para poder participar como independientes en los Panamericanos.
Tres son las modalidades de competencia en los campeonatos de escalada: Boulder, dificultad y velocidad. Cada una por su parte tiene unas normas pre-establecidas según sea femenino y masculino y dependiendo también de la categoría a la que pertenece.

"MIENTRAS ELLOS NO ESTÁN"


Con las manos entrelazadas en el cabello recién tinturado de quien está en el lavador, Yurley ha pensado infinitas veces como decirle a su familia que su nuevo novio tiene 20 años más que ella de 23. Con una hermosa sonrisa y dispuesta a realizar su mejor trabajo siempre está la rubia mujer que después de salir del colegio estudió en una academia en Bello y en adelante se dedicó a embellecer las personas.
Antes de las 6:00am, Yurley ya camina por las calles de la unidad Bosques de San Felipe, con su pelo mono de mechas casi blancas, una perfecta dentadura y ropa debidamente combinada: aretas rojas, camisa roja, sandalias rojas y bolso rojo. Entra como toda una diva.
“Siempre tan arreglada ¿cómo haces a esta hora?”. La casa 123, la única con estatus comercial, convertida en centro de estética abre sus puertas para quienes quieren estar bellos. Astrid fue la primera en llegar esta mañana, barre, trapea, sacude, dobla las toallas secas y saca la basura mientras llega la primera clienta de las 50 aproximadamente que visitan Esbeltas un viernes.
Cuarenta años tiene Astrid, de los cuales trece ha trabajado aquí, los rumores dicen que es la más habladora de las cinco trabajadoras. “Buenos días doña Patricia, ¿quiere aromática o espera el tinto que apenas se está haciendo?” “lo espero”, se acerca al baño saca una bata negra del mismo material que su uniforme blanco y con el logo de Esbeltas bordado en la parte superior, se la entrega a Patricia para que se cambie.
El olor a café, mezclado con el color touch y el agua de 10 o de 20, que se usa dependiendo del color y el tipo de pelo de la clienta comienzan a invadir la casa 123. Astrid aplica la mezcla a Patricia y cuenta diez minutos para que el champú color haga efecto. Mientras que apresuradamente se lava su rubio cenizo en el lavador y con agenda en mano hace la lista de citas para llevar a la portería.
“Si buenas, por acá en la portería está doña Estella”, “Yurley llegó doña Estella”. La joven rubia sale del baño ya tiene el uniforme puesto, una camisa, un pantalón blanco de tela impermeable, zapatos blancos de plástico y también el logo bordado.
Doña Estella es transportadora de niños de colegio, soltera y con una figura menos robusta que hace tres meses, gracias al tratamiento de 500mil pesos que compró aquí. “Si, ella siempre es así, llega acosando pero ya la conocemos y somos puntuales con ella”, “¿doña Estella tiene el cabello sucio?”. Yurley la lleva al lavador, le pregunta que si no se está aplicando ningún tratamiento, le recomienda el Masque un producto de Sebastian de la línea de WELLA. “Ahorita le dice a Deisy que se lo apunte, está a 79 mil pesos”.
Enjuaga el pelo corto de la señora, descuelga una de las toallas del patio trasero, donde hay otro tipo de sala con sofás y en el centro el bloque de las revistas: Jet Set, Tv y novelas, Tú, Fucsia, Caras, que arriba escrito en un sticker blanco tiene la subscripción: “Janet Cuartas Arboleda. Cra. 53 #29ª-30 (Interior 123). La Florida, Bello.”
“¿Con las puntas hacia arriba o liso?”, enciende el secador rosado con el que siempre trabaja y del stand morado que sale de uno de los tres espejos que están en la antesala de la 123 agarra uno de los cuatro cepillos azules. “El más grande es para los pelos más difíciles y abundantes, el que sigue, ese el más pequeño para la capul más que todo. Los otros dos, uno para parar las puntas y otro para encresparlas”.
A Patricia el tinte ya le revivió, Astrid le enjuaga el cabello y la sienta en otra de las sillas moradas, enciende el secador y comienza a cepillarla “¿doña Patri y para donde va hoy tan elegante?”, “para el hueco a comprar mercancía y por la noche a tomarme unas cervezas con unas amigas, porque si voy a esperar a que mi flamante esposo me saque, mmm…”. Astrid mueve la cabeza acertando lo que la clienta dice. Al fin y al cabo ella piensa que cuando los hombres están de novios son una cosa, se casan y cambian totalmente, “a mi no me sacan desde que nació Miguel Ángel”.
El sonido de los dos secadores encendidos, el olor a café y la frialdad del día ponen más calladitas a las trabajadoras que por ser inicio de fin de semana trabajan más horas, hasta tarde de la noche. “La idea es atenderlas a todas para que estén bonitas” o por lo menos eso siempre lo repite Deisy Cuartas la administradora que no llega si no hasta las 9:00am.
Al igual que Esbeltas, la unidad ya ha empezado a despertar y con ella las habladurías en la casa 123, ubicada en la esquina de la primera de las dos cuadras de la urbanización, con ventanas sin cortinas y abiertas durante catorce horas al día. Pocos escapan de pasar cerca de ella sin que un comentario sobre ellos retumbe en la antesala o en el primer cuarto del centro estético.
Muchos en Bosques de San Felipe son clientes de Janet, la dueña de Esbeltas que vive en la unidad hace quince años, trabaja en ésta hace catorce y ha hecho seminarios de alta peluquería en París y Argentina. Los que no son sus clientes, son sus peores enemigos en las asambleas que quieren clausurar para siempre este negocio de actividad comercial en la unidad.
Janet tiene 43 años, una cirugía de senos, de cadera y dos de lipo, una antes de su segunda hija de tres años y otra después de ésta. Wilson es su esposo, un hombre atractivo, simpático y coqueto que ha generado más de un chisme por otras mujeres y no precisamente falsos. Es una mujer con carácter, pero hoy al entrar a su negocio parece otra, su mirada es triste y tiene la nariz y los ojos rojos de llorar y su pelo peor que siempre.
Ayer la Secretaría de Sanidad visitó el establecimiento, tras recibir una carta de la administradora que vive a dos casas, en la que justificaba que el establecimiento perjudicaba a los habitantes de la unidad. “Me salvé por estar en la 70, arreglando la entrega del local, es que ni siquiera los anunciaron por el citofono, la administradora estaba en la portería y los dejo entrar”.
Pero este es tan sólo uno de los problemas que en lo que lleva el 2009 ha tenido Janet. Días atrás el nuevo vendedor de WELLA, uno de sus proveedores más fuertes, la llamo para cobrarle 30 millones de pesos en productos. Tres meses atrás había pagado al otro vendedor pero no tenía el recibo. “Yo confió en el otro vendedor…”
De guardar recibos, controlar las cuentas de los clientes que fían, pedir los productos, recibirlos, revisarlos, cancelarlos, cuadrar citas, escuchar sugerencias de los clientes, contestar el teléfono y hasta desmaquillar uñas cuando hay mucha gente está encargada Deisy.
Ella es hermana de Janet, administradora de empresas de la UPB y hoy la del desayuno. La semana pasada lo trajo Astrid, antes Janet invito y esta mañana arepita con quesito y huevitos revueltos les trajo la hermana menor de Janet. Porque como dicen entre indirectas no pueden esperar desayuno de Jenny que a duras penas tiene tiempo de pensar en sus dos novios y en la niña, que no es su hija si no que se la dejo la hermana por irse a vivir con el novio. Y ni de Yurley que tiene turnos muy seguidos durante el día.
Son las 9:00am, Deisy revisa que todo este limpio y si falta algo lo hace, o manda a una de las muchachas que no tenga turno todavía y haya llegado temprano. El horario de las trabajadoras depende de las citas, a excepción de los miércoles que hay turno en la mañana y otro en la tarde para ellas.
Jenny vive en Prado Centro, estudió enfermería y después cosmetología. A pesar de los 20 años que lleva viviendo en Medellín, su acento chocoano no ha desaparecido en lo más mínimo y cuando le preguntan por el novio su blanca dentadura responde todo. “¿Jenny ya organizaste todo?”, en sus ratos libres se sienta en el patio trasero donde está la otra sala, el palco de revistas y el hair spa, un aparato en forma de cabeza, que desespera a la mayoría de clientas y que acelera con temperaturas calientes el proceso de decoloración y tinturas.
Jenny es la única en el centro de estética que hace las limpiezas faciales, meso terapia, masajes de reducción, relajantes y depilación con cera. Los procesos más costosos de Esbeltas. Oscilan entre paquetes de diez sesiones de 400 y 500 mil pesos. De los cuales a Jenny le tocan 200 mil.
A las muchachas les corresponde un 40% de lo que hacen, independiente del proceso. “Nosotros ponemos los materiales, es que si los ponen ellas hay veces son de mala calidad. En otras peluquerías ellas ponen los materiales y se quedan con el 60%”.
Sonia la cuñada de Janet en compañía de Yurley hace el manicure y el pedicure. Astrid, Janet y también Yurley se dedican a los tintes, cortes y cepillados. De la cámara bronceadora está encargada Deisy que cuando no está es reemplazada por cualquiera de las muchachas que conocen el funcionamiento de esta.
Al llegar el medio día han entrado a la casa 123, más de 20 personas para darle turno a la belleza. Como es viernes Sonia también está trabajando, ella sólo trabaja de viernes a domingo, de lunes a jueves trabaja en su casa en Sabaneta. Hace quince días trabaja acá y es la segunda vez que trabaja con Janet. “Yo al principio no quería, ¡Janet no sabe separar lo laboral de lo familiar, lo mismo que Deisy!”.
“Las clientas apenas me están conociendo, ojala les guste porque Yurley es muy apetecida” Ahí esta Sonia en el primer cuarto de la casa, que es la zona de mani y pedi, tiene un tapabocas. Está sentada en una silla contra una pequeña mesa. Una toalla desechable, los esmaltes de masglo, el alicate, el corta cutícula, el removedor, el algodón, la piedra pómez y la crema exfoliante están sobre la mesa. Espera a doña Margarita para arreglarle las uñas.
En la habitación hay otra mesa igual donde trabaja Yurley. En frente un escaparate con productos de Ebel y de Victoria Secrets que vende Astrid y los esmaltes de Masglo que usan en Esbeltas. Afuera un stand más grande con productos de WELLA, de la línea Sebastian y SP exclusivos del negocio. “Mensualmente son facturas de ocho millones de pesos más o menos, todo depende del mes. En noviembre y diciembre aumenta”.
Doña Margarita tiene en el rostro una mascarilla azul, hidratante y desinflamante, acaba de salir de limpieza. Tiene falda corta para no manchar la ropa con el bronceador oscuro que usa para la cámara bronceadora. Mientras cuenta su exitoso viaje a Panamá y Aruba, Deisy pasa constantemente y le pregunta como va con Sonia, la nueva que extrae delicadamente con el alicate los cueros sobrantes de las uñas de Margarita.
Yurley mira con ilusión unas rosas casi marchitas que hay en la parte superior del escaparate, mientras espera que la joven elija el esmalte para maquillarle las uñas. “No sé quien me las trajo, no firmaron la tarjeta”.
Desde el primer cuarto se escuchan las voces altas de las mujeres que están cepillando o tinturando en la antesala. “Voy a comer con mi esposo, tengo que quedar hermosa, me voy a estrenar un straple negro con dorado”. “Ay a mi esposito si le toca arreglar la cocina por la noche, mientras yo duermo, yo le advertí desde el principio”.
La dueña de Esbeltas hoy no ha dejado de preguntarle a las clientas por su signo zodiacal, “los piscis son exageradamente infieles”. En la cocina Deisy prepara una tintura. “Deisy en vez de 50 mejor 60 centímetros, que este cabello me va a gastar más de la cuenta como siempre”. Janet insiste con lo de los signos. Le recuerda a su hermana que hay que quitar el cuadro de la mujer con la serpiente, un obsequio de SP. Viene Amparo que tiene fobia a las serpientes y se desmaya si lo ve, como ya pasó una vez.
Cantando los nuevos éxitos de Radio Tiempo, con una pequeña coca con arroz, carne y ensalada Jenny almuerza en el patio de atrás. Astrid mastica y mastica repollo y lechuga que ocupa la mayoría de su plato de almuerzo, mientras se queja de no poder ser tan relajada como los hombres, y que su marido no la recoja en el trabajo como lo hacía antes.
“Yurley la cita de las 3:30 de la tarde llamó a cancelar”, Deisy toma el teléfono y marca a la casa de Laura una de sus mejores clientas, le dice que puede ir ya porque encontró un espacio para que la cepillen. Mucha parte de su tiempo la dedica a abrir espacios en la agenda para quienes no piden cita con anterioridad y siempre están de afán como Laura. La otra parte la gasta vigilando a su novio con el que lleva diez años, que hace poco tuvo una aventura con una muchachita de la unidad.
Antes que llegue Laura, que le dicen: “ya” y llega diez minutos después, Yurley toma de la cocina su coca. Se sienta en uno de los sofás del patio trasero y cuando se mete la primera cucharada de comida, entra la cita. Sonia le hace el champú a Laura para que su compañera pueda almorzar. Laura siempre espera con paciencia a su peluquera. En tres años han construido una relación de amistad bastante cercana.
“Yo no me doy por vencido, yo quiero un mundo contigo, juro que vale la pena esperar y esperar…” la voz de Luis Fonsi se escucha en la última habitación. Dos camillas, la vacumterapia, la cera y una grabadora ocupan el lugar de trabajo de Jenny. Al lado en el cuarto más estrecho está la cámara bronceadora.
Un vaso de agua en mano, una pastilla que se puede reemplazar por jugo de zanahoria y el bronceador marcado con el nombre de la clienta, entrega Deisy a la mujer de senos grandes y curvas perfectas que acaba de llegar para su última sesión del mes.
El segundo cuarto, ubicado en la antesala está vacio los viernes, el médico va sólo los martes a realizar y revisar los procesos de adelgazamiento y botox. Rubén Darío Restrepo es el único hombre que ha trabajado en Esbeltas, contratado por necesidad. “Para evitarme procesos legales en los tratamientos de adelgazamiento que hago acá y darle seguridad a mis clientas”. Menos de un año lleva trabajando acá el doctor Restrepo y ya tiene clientas fieles.
“Yo los respeto, pero no me gusta trabajar con ellos. Pelean con las parejas y eso es un problema que contamina toda la peluquería, en la 70 me pasó con el gay que trabajaba para mi.” Desde hace un mes Janet clausuró su negocio en la 70 para compartir más tiempo con Mariana su hija menor. Lo había subarrendado pero no funcionó por falta de dinero. “Sólo el mantenimiento de la casa en Laureles era de cinco millones de pesos”.
La tarde avanza acá donde estar bello es lo más importante, sin importar cuánto cueste, ni el tiempo, ni lo que duela. En la antesala dos mujeres. Una espera con gorro plástico que le hagan los rayitos, el proceso más largo de tintes. Otra espera por sus mechas magma, están de moda, son las más costosas, no tienen amoníaco, no dañan el cabello con los químicos como otras tinturas. Un niño sentado en un inflable rojo para darle altura, mueve la cabeza incomodo mientras Astrid lo motila.
En el primer cuarto otras dos mujeres esperan que les maquillen las uñas de las manos, mientras en una ponchera eléctrica remojan sus pies al mismo tiempo que los masajean. Atrás en el lavador alguien espera con el cabello mojado que Astrid se desocupe y la cepille. Deisy contesta el teléfono y programa más turnos, el pito del hair spa anuncia que han pasado 20 minutos, son las 6:30 de la tarde. La pelirroja que ya tiene la raíz negra y es el último turno ha llegado.
Las uñas de las dos señoras del primer cuarto están listas, el niño ha dejado de moverse y Astrid ya está en el lavador con él para quitarle los pelitos sobrantes. A la señora acalorada por el hair spa ya la pueden cepillar. Janet aplica el último tinte del día, mientras que Astrid cepilla. Yurley habla con la pelirroja que cepillará cuando suene el pito. Jenny pregunta la hora estresada por su niña.
Esbeltas va terminando de dar belleza por el día de hoy, el hair spa ha pitado de nuevo. El rostro de Yurley parece feliz porque es el último cepillado del viernes uno de los días más agitados a diferencia de martes y jueves en la mañana que le da tiempo de tinturarse, cepillarse y arreglarse sus propias uñas. Mañana será un día agitado, no sabe si descansará el domingo. Enreda el cepillo en la pelirroja y enciende el secador, mientras una a una de sus compañeras va saliendo.
Jenny se pone un saco de lana rojo sobre el uniforme, toma su bolso y se va mirando el reloj. Detrás sale Astrid corriendo porque de pronto no pasan más buses para Copacabana. Por Janet llegan sus dos hijas para irse a descansar. Deisy toma su bolso. Sale con su hermana, sus sobrinas y Sonia que hoy comerá con ellas. “Ya las alcanzo”. Sonia apaga el celular para no contestarle a su novio, con el que lleva nueve años y del cual se está cansando. Se despide de Yurley y baja a la casa de su hermano.
“Yurley mañana a las 7am para cepillar a Marta”. Hoy es la encargada de cerrar, termina de cepillar a la pelirroja. Aplica silicona en aerosol sobre el encendido color. Muestra a través del otro espejo como quedo su último trabajo del día. La clienta asiente. Le da los 64mil pesos. 50mil del retoque de la tintura que la primera vez le costó 120mil. 12mil del cepillado y 2mil de propina. Yurley se despide y sin perder detalle en quince minutos vuelve a transformarse en la diva bien peinada y bien vestida que hace catorce horas cruzó esa portería.

Bienestarina: ¿bienestar o necesidad?

Desde Octubre de 2007 al hogar comunitario que dirige Liliana no le llegaba bienestarina, hace apenas unos 15 días terminando el mes de febrero le llego el complemento, con la diferencia de que esta vez llegaron 21kilos a comparación de la tonelada y media correspondiente a 37kilos, que llegaba en el 2007; el problema dice Liliana: "es que se demoran para traerla, traen menor cantidad y después cuando sí la traen, traen un montón que no hay donde gastarla y por eso se vence, se pierde"

La bienestarina se constituye como un alimento complementario fortificado, con alto valor nutricional, que se ha convertido en el producto insignia del ICBF en los últimos años, quien por su parte entrega de manera gratuita el complemento alimenticio a los diversos programas que dirige con niños, madres lactantes, jóvenes y ancianos.

"El consumo de bienestarina es de uso diario, eso sirve para controlar el peso de los niños, aunque yo tengo un niñito que tiene tres años, en octubre cumple cuatro años que está pesando 25 kilos y diario se toma dos tazas de colada; igual tengo otros bajitos de peso pero porque son sietemesinos, no por desnutridos sino que tienen un historial y siempre han sido bajitos de peso", cuenta Liliana respecto al consumo de bienestarina en el hogar que maneja hace diez años.

Según la página Web del ICBF, y Liliana madre comunitaria, en los hogares comunitarios hay una dieta diaria (minuta), establecida por una nutricionista en la que se determina cantidad, tipo de alimento y asociación de éstos; la madre comunitaria debe seguir estrictamente la dieta con los niños, generalmente de 3 comidas que reciben los niños en el hogar: desayuno, almuerzo y algo, en dos de éstas, al interior de la ración para cada niño, hay siempre una cantidad de gramos de bienestarina, equivalentes a un número de cucharadas exigidas por la minuta.

Esta madre comunitaria acepta que no siempre utiliza la bienestarina como se lo exige la minuta, porque como ella misma explica a los niños los cansa el saborcito de harina, por ejemplo: en el chocolate y en la mazamorra.

Liliana aclara que no deja perder ni le da un mal uso a la bienestarina: "para mi el mal uso de la bienestarina es venderla, dejarla vencer y botarla, aunque a mi no me gusta utilizarla en todas las comidas", ella por su parte la regala si sabe que se le va a vencer, o que le llego otra cantidad sin terminar la cantidad de la anterior entrega. "Yo se la regalo al que la necesite o al que la quiera, eso si sin quitarle nada a los niños ni a los padres usuarios".

Los que si les quitan a los niños y demás usuarios del ICBF beneficiados por este complemento nutricional, son aquellos que dejan pasar los cuatros meses límites para el vencimiento de la bienestarina, pueda ser por falta del uso constante en la alimentación diaria de los programas vinculados al ICBF, o por descuido de quien administra el producto en el programa. Así mismo quienes comercian la bienestarina con fines lucrativos, como lo denunciaron algunos medios de comunicación nacionales el año pasado, el caso de la venta del producto Bienestarina Más, con el propósito de alimentar animales en el Chocó, están procediendo al uso indebido del alimento.

“Por la composición, la bienestarina se puede utilizar para alimentar marranos chiquitos, cerdos en las primeras etapas”, afirmó Carolina Mesa, Zootecnista y Profesora de la Universidad de Antioquia tras cuestionarla sobre la venta de bienestarina en el Chocó para alimentar animales; la bienestarina como concentrado en polvo dice la profesora, “permite técnicamente que sea posible alimentar a los cerdos con ésta”.

Los cerdos alimentados con bienestarina en el Chocó, en vez de los 500.000 niños colombianos con desnutrición crónica, cifra que representa el 13% de la población infantil de América Latina (www.diariooccidente.com), se dan el lujo de alimentarse con el producto alimenticio complementario de precio más bajo por ración diaria, y con una de las mejores composiciones nutricionales en América Latina y los países del Caribe, según datos de un estudio elaborado por UNICEF.

Una ración diaria de 30 g de Bienestarina cuesta US$0,0267 para el ICBF, y por ejemplo, una ración diaria de 90 g de la Papilla PACFO (alimento complementario) en Perú cuesta US$0,198, siete veces el costo de una ración diaria de Bienestarina.

Mientras el ICBF solicitó investigación por posible uso indebido de bienestarina en el Chocó, cuenta Liliana: en el sector de Niquía cerca al hogar comunitario que ella maneja, fueron descargados por una volqueta algunos bultos de bienestarina, al interior del Cementerio San Andrés (Bello), según ella bultos ya vencidos, pero que sin importar, la gente del sector se llevaba para su casa. Éste suceso no fue comentado en ningún medio de comunicación nacional, a pesar de su importancia social y de la irregularidad para con el consumo de bienestarina.

Aproximadamente un millón de usuarios: niños, madres lactantes, jóvenes y ancianos atiende actualmente el Instituto de Bienestar Familiar, según un estudio realizado por el Centro de Investigaciones de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes; los usuarios son distribuidos en diversos programas determinados y proporcionados por el Instituto.

Se han incrementado las cifras en la producción y distribución de la bienestarina en los últimos cuatro años, en el 2006 según prensa y comunicaciones de la página Web del Instituto de Bienestar Familiar, y algunos medios de comunicación nacionales, como Caracol Radio, el Instituto incremento un 47% en la producción de bienestarina, porcentaje equivalente a 42 mil toneladas del producto.

A pesar de estas mejoras y de la cobertura alimenticia del ICBF a través de la bienestarina, según UNICEF en el país actualmente de cada 100 niños y niñas menores de cinco años, 13 tienen una estatura baja que no corresponde a su edad (desnutrición crónica) y siete de cada 100 niños y niñas menores de cinco años tienen bajo peso con relación a la edad (desnutrición global).