Por la cabeza de Martin nunca había pasado llorar por una mujer y menos por Ana, esa niña tímida que había conocido casi que por equivocación en las fiestas del pueblo y con la que había tenido algo por evitar la soledad. Pero ahí estaba sentado entre cuatro paredes inamovibles, con una botella en frente y aquellas dolorosas canciones de despecho retumbando entre las paredes.
Así por más de 3 meses diariamente Martin llamaba a Ana a su celular rogándole por un amor que ella ya no tenía para él, pero en el cual él seguía insistiendo y su cabeza alcoholizada también.
A pesar de la actitud rehusada y negativa de Ana para con Martin, a éste poco le importaban los rotundos no de Ana, y a pesar de todo seguía insistiendo en esa relación que ya no existiría jamás.
¿Con quién habló? Pásame a Ana o te mato, ella es mía voy a averiguar donde están y voy a ir por usted sin importar lo que pueda pasar.
Y en un latir agitado de su corazón y con uno de esos impulsos mentales que te salvan o simplemente te dejan caer al abismo; Martin tomo de aquel trago amargo del cual no tendría tiempo siquiera de arrepentirse puesto que no le alcanzarían los minutos de vida para hacerlo.
Y ahí esta Martin, quien ya no moriría por amor, tan sólo esperaría ese amor en la mismisima muerte.
domingo, 13 de septiembre de 2009
“LA MALDICIÓN DE LA FEALDAD”
Erase una vez cuando los dragones volaban, los duendes cuidaban de los niños y las hadas cumplían deseos nació la princesa Ara, era la niña más hermosa jamás vista en el reino de Madagascar, sus ojos azules, su boca rosada y su rostro angelical despertaban en los hombres gran admiración, pero en las mujeres del reino envidia. El hada del rey advirtió a este y a su esposa el cuidado que debían tener con la hermosa princesa, sin embargo y confiándose de la seguridad del palacio, no tuvieron exagerado cuidado con la niña, y convencidos de su posición esta advertencia fue olvidada. Años después en la fiesta de 15 años de la princesa, una celebración con miles de invitados, rosas por doquier, deliciosos manjares, máscaras brillantes y excesivamente elegantes y príncipes a la espera de conocer a la princesa para quizás casarse con ella; un estruendoso rayo cayó sobre el palacio cegando y dejando atónitos a todos los invitados que nunca pensaron que detrás de esa cortina de humo, saldría la peor pesadilla de Madagascar, la más temida, la bruja Agata; quien sin dudarlo y con su tridente lanzó sobre Ara la maldición de la fealdad y escapando por el agujero que abrió con su arma, y afirmó en tono burlesco que sólo un amor verdadero y puro la podría salvar.
Todos los consejeros del rey se reunieron a pensar la posible solución para el hechizo y así por más de cinco años la princesa permaneció encerrada en el ático llorando sin papar, mientras que los sabios encontraban como revertir aquel hechizo. Una noche fría mientras nevaba, apareció de repente el hada que había advertido a los reyes del posible daño que harían a su hija y con un príncipe al lado que dio a la princesa su primer beso, desapareció la fealdad que había hecho de la hermosa Ara un infierno. Así cayó sobre ellos un amor profundo, puro y verdadero que los mantuvo felices por el resto de los tiempos.
Ana Isabel Mesa
Marcela Seohanes
Melissa Díaz
Marcela Palacio
Todos los consejeros del rey se reunieron a pensar la posible solución para el hechizo y así por más de cinco años la princesa permaneció encerrada en el ático llorando sin papar, mientras que los sabios encontraban como revertir aquel hechizo. Una noche fría mientras nevaba, apareció de repente el hada que había advertido a los reyes del posible daño que harían a su hija y con un príncipe al lado que dio a la princesa su primer beso, desapareció la fealdad que había hecho de la hermosa Ara un infierno. Así cayó sobre ellos un amor profundo, puro y verdadero que los mantuvo felices por el resto de los tiempos.
Ana Isabel Mesa
Marcela Seohanes
Melissa Díaz
Marcela Palacio
“CUANDO LA VIDA CAMBIA DE COLOR”
Son las 2:30 a.m., el cuarto rosado, con la foto ampliada del día de los 15 años de Sara y sus peluches reposando en la cama han cambiado de color, se ha transformado en un cuarto gris y oscuro lleno de nostalgia, incertidumbre, arrepentimiento y preocupación.
Sara en medio de su desvelo y llanto sólo piensa en lo que hará si la prueba sanguínea de embarazo que se realizo esa tarde, sale positiva. Mientras tanto, Juan duerme espléndidamente en su lujosa casa de cristal y aunque sus sueños tratan de recordarle que su novia tiene un retraso, puede más su pesado sueño de borracho que su propia conciencia.
Ya son las 4:00 a.m. Sara sigue llorando sin consuelo debajo de su almohada con el temor de que su madre o su padre la escuchen y se enteren que tiene problemas, las ansias y la preocupación pueden más que ella misma, ¿a qué horas empezó todo esto?, ¿yo me cuidé?, ¿él se cuido?, ¿Qué paso?, ¿Por qué a mí?, ¡tan sólo tengo 16 años!, se pregunta sin consuelo alguno, Sara.
Llegaron las 6 de la mañana, la habitación de Sarita es irrumpida por el sonido de la puerta y la voz dulce de doña María la mamá de Sara que todos los días antes de irse a trabajar la levanta para que pueda ir al colegio; Sara abraza a su mamá y desvía la mirada, para su madre no note sus ojos de llanto, ella se despide de Sara le da la bendición y le desea muy buena suerte para este día.
Sara se levanta acongojada con la esperanza de que al entrar al baño y revisar su interior, observe que su período ha regresado y no hay por que preocuparse, pero para su mala suerte hoy después de 2 meses su período aún no regresa; ella se arregla rápidamente coge el teléfono y llama a Juan, Juan por su parte tiene una resaca que no le permite ni agarrar el teléfono, Sara insiste llamándolo al celular, pero todo sus intentos de localizarlo son en vano, Juan no contesta y quien sabe cuando contestará.
La ex señorita no sabe que hacer y decide llamar a su inseparable amiga Laura para que la acompañe a reclamar los resultados de la prueba de embarazo al laboratorio, Laura por su parte se encuentra más nerviosa que su amiga pero, sin importarle el hecho de escaparse junto a ella del colegio, la acompaña por los resultados. Se dirigen sin levantar sospechas, por los resultados al laboratorio con la esperanza de que en ese papel que dice cantidad de datos sin importancia alguna, se encuentre al final una sola palabra negativo.
Sara y Laura llegan al laboratorio ubicado en el centro de la ciudad, obvio, donde era más económico el valor del análisis, porque la mesada de Sara no alcanzaba para un examen en un buen laboratorio; ingresan tímidamente a la sala de espera, hay una señora con tres hijos de las manos, (cual de todos más inquietos) esperando relajadamente su cuarto examen de embarazo con resultado positivo.
Sara se acerca a la secretaría quien antes de entregarle los resultados la mira con ese rostro de ternura y lastima que tienen todas aquellas personas cuando observan a las jovencitas en embarazo y piensan en su interior: “pobre niña se cago la vida”.
La secretaría entrega el sobre a la ex señorita, en ese sobre esta marcado el futuro de Sara, quien no es capaz de abrirlo controlada por los nervios, Laura que como tal se encuentra a la margen del problema de su amiga aceleradamente rasga el sobre, saca el papel lo desdobla ágilmente y dirige su mirada al resultado, un total silencio se escucha en la sala de espera del laboratorio, segundos después Laura abraza a su amiga con lágrimas en los ojos y le dice casi susurrando que el resultado es positivo, que si esta está en embarazo ; el cuerpo de Sara esta congelado no llora, no respira solo esta quieta y asombrada.
Juan a penas despierta, observa su celular mira la hora y descubre que a perdido dos clases en la universidad y que su novia lo ha llamado varias veces a pesar de ser tan temprano. Juan la llama; en la sala de espera se escucha el altísimo ring tong del celular de Sara quien no espabila ni siquiera, Laura contesta y le cuenta a Juan lo que sucede; al otro lado del teléfono Juan queda también impactado pero reacciona rápido, pregunta a Laura donde se encuentran para recoger a su novia y hablar con ella del problema en el que están metidos.
Sara reacciona un poco y pregunta a Laura, casi ahogándose ¿Qué va a hacer?, Laura como su amiga y como niña educada en la religión católica, dice a Sara: “ la vida es el máximo regalo que Dios nos da, hay que cuidarla y defenderla, sobre todo si se trata de una vida que aun no ha nacido, pues debes tener claro que la vida inicia en el momento de la concepción; por nada del mundo vayas a abortar porque si lo haces estarías matando a un bebé inocente”.
Juan viene muy tranquilo en su auto escuchando la salsa que tanto le gusta, minutos antes de llegar ante su novia suena la canción de Rubén Blades, “decisiones”, esa que dice: “la ex señorita no ha decidido que hacer, en la clase de geografía la maestra habla de Turquía mientras que la susodicha sólo piensa en su desdicha y en su dilema hay que problema; mientras tanto el novio ensaya que va a decir seguro que va a morir cuando los padres se enteren y aunque él otra solución prefiere no toma otra decisión, porque esperar es mejor haber si la regla viene; decisiones…”
Por supuesto, la canción refleja lo que este querido muchacho le sugiere a su novia que haga, para Juan el hecho de que su novia este embarazada por accidente es el hecho de que tenga que abortar ese niño, primero porque él y ella no tienen como mantener al bebé en este momento, segundo si tienen el bebé él no podrá continuar en la universidad y Sara no podrá terminar la secundaria; cualquier pretexto es válido para Juan, el hecho es que ese hijo no puede nacer porque nadie tiene el derecho de castigarlos por disfrutar de sus relaciones sexuales.
Sara al escuchar lo que piensa el hombre que ella ama y el padre de su hijo queda completamente abrumada, no sabe si hacerle caso a su novio o a su amiga, ya que cada uno la aconseja con argumentos válidos, pero Sara esta conciente de que cualquier decisión que tome contiene un peligro diferente pero de una u otra manera es peligro, por un lado está el peligro de que sus sus padres se enteren y por otro está el peligro de realizarse un aborto voluntario y que se pueda enfermar o hasta morir.
Ya casi entra el medio día, Sara a caminado por todo el parque y sus alrededores pensando que va a hacer, esta desconectada de la realidad, ya se esta haciendo a la idea de que dentro de ella crece una vida inocente que no tiene maldad y mucho menos es culpable de su error, pero también piensa que ella no merece acabar con su vida y sus sueños.
Dando vueltas y vueltas decide entrar al templo para aclarar un poco sus ideas, antes de iniciar la eucaristía parece que en los medios han publicado la noticia de la legalización del aborto en el país, para casos exclusivos como violación o posibles deformidades; debido a este suceso el sacerdote eleva una solemne oración hacia Dios: “Señor, te pedimos por los niños que no nacieron. Por las madres que no supieron pedir tu ayuda y que decidieron terminar con la vida de su hijo, antes de que ellos pudieran ver la luz. Tu Luz. Danos el don de reconocer que nuestra vida es un regalo tuyo y que debemos cuidarla para poder cumplir la misión que Tú esperas de cada uno de nosotros”.
Sara no soporta más parece que todo estuviera en su contra sale corriendo de la Iglesia, se esta consumiendo por dentro, su hijo ya esta creciendo y sintiéndose rechazado , el padre del niño está pensando como deshacerse de él, la amiga de la madre piensa como ayudar a su amiga tratando de evitarle problemas, gira el círculo vicioso. La temperatura es alta Sara esta indispuesta, la cabeza le da vueltas, la ropa le estorba, en fin se siente ahogada, cae en el piso; cuando despierta esta en su casa rodeada de su familia que solo llora y se lamenta en su habitación, Sara había perdido su bebé, su familia estaba decepcionada, Juan estaba tranquilo aunque en el fondo sentía la perdida de su hijo, Laura estaba desconcertada y tenía la ilusión de que en caso de que su amiga no hubiera perdido el niño lo hubiera dejado nacer, porque para Laura las personas que están a favor del aborto deben reconocer que ellas ya nacieron y que tienen vida, ¿acaso a ellos se las negaron? y ¿quién sabe en que circunstancias fueron concebidos y traídos a este mundo?.
¿Quién sabe cual habría sido la decisión de Sara?, pero el destino decidió antes que ella sin medir consecuencias, los padres de Sara se enteraron irónicamente del embarazo de su hija al mismo tiempo que se enteraban que había sufrido un aborto espontáneo debido a su corta edad.
Sara en medio de su desvelo y llanto sólo piensa en lo que hará si la prueba sanguínea de embarazo que se realizo esa tarde, sale positiva. Mientras tanto, Juan duerme espléndidamente en su lujosa casa de cristal y aunque sus sueños tratan de recordarle que su novia tiene un retraso, puede más su pesado sueño de borracho que su propia conciencia.
Ya son las 4:00 a.m. Sara sigue llorando sin consuelo debajo de su almohada con el temor de que su madre o su padre la escuchen y se enteren que tiene problemas, las ansias y la preocupación pueden más que ella misma, ¿a qué horas empezó todo esto?, ¿yo me cuidé?, ¿él se cuido?, ¿Qué paso?, ¿Por qué a mí?, ¡tan sólo tengo 16 años!, se pregunta sin consuelo alguno, Sara.
Llegaron las 6 de la mañana, la habitación de Sarita es irrumpida por el sonido de la puerta y la voz dulce de doña María la mamá de Sara que todos los días antes de irse a trabajar la levanta para que pueda ir al colegio; Sara abraza a su mamá y desvía la mirada, para su madre no note sus ojos de llanto, ella se despide de Sara le da la bendición y le desea muy buena suerte para este día.
Sara se levanta acongojada con la esperanza de que al entrar al baño y revisar su interior, observe que su período ha regresado y no hay por que preocuparse, pero para su mala suerte hoy después de 2 meses su período aún no regresa; ella se arregla rápidamente coge el teléfono y llama a Juan, Juan por su parte tiene una resaca que no le permite ni agarrar el teléfono, Sara insiste llamándolo al celular, pero todo sus intentos de localizarlo son en vano, Juan no contesta y quien sabe cuando contestará.
La ex señorita no sabe que hacer y decide llamar a su inseparable amiga Laura para que la acompañe a reclamar los resultados de la prueba de embarazo al laboratorio, Laura por su parte se encuentra más nerviosa que su amiga pero, sin importarle el hecho de escaparse junto a ella del colegio, la acompaña por los resultados. Se dirigen sin levantar sospechas, por los resultados al laboratorio con la esperanza de que en ese papel que dice cantidad de datos sin importancia alguna, se encuentre al final una sola palabra negativo.
Sara y Laura llegan al laboratorio ubicado en el centro de la ciudad, obvio, donde era más económico el valor del análisis, porque la mesada de Sara no alcanzaba para un examen en un buen laboratorio; ingresan tímidamente a la sala de espera, hay una señora con tres hijos de las manos, (cual de todos más inquietos) esperando relajadamente su cuarto examen de embarazo con resultado positivo.
Sara se acerca a la secretaría quien antes de entregarle los resultados la mira con ese rostro de ternura y lastima que tienen todas aquellas personas cuando observan a las jovencitas en embarazo y piensan en su interior: “pobre niña se cago la vida”.
La secretaría entrega el sobre a la ex señorita, en ese sobre esta marcado el futuro de Sara, quien no es capaz de abrirlo controlada por los nervios, Laura que como tal se encuentra a la margen del problema de su amiga aceleradamente rasga el sobre, saca el papel lo desdobla ágilmente y dirige su mirada al resultado, un total silencio se escucha en la sala de espera del laboratorio, segundos después Laura abraza a su amiga con lágrimas en los ojos y le dice casi susurrando que el resultado es positivo, que si esta está en embarazo ; el cuerpo de Sara esta congelado no llora, no respira solo esta quieta y asombrada.
Juan a penas despierta, observa su celular mira la hora y descubre que a perdido dos clases en la universidad y que su novia lo ha llamado varias veces a pesar de ser tan temprano. Juan la llama; en la sala de espera se escucha el altísimo ring tong del celular de Sara quien no espabila ni siquiera, Laura contesta y le cuenta a Juan lo que sucede; al otro lado del teléfono Juan queda también impactado pero reacciona rápido, pregunta a Laura donde se encuentran para recoger a su novia y hablar con ella del problema en el que están metidos.
Sara reacciona un poco y pregunta a Laura, casi ahogándose ¿Qué va a hacer?, Laura como su amiga y como niña educada en la religión católica, dice a Sara: “ la vida es el máximo regalo que Dios nos da, hay que cuidarla y defenderla, sobre todo si se trata de una vida que aun no ha nacido, pues debes tener claro que la vida inicia en el momento de la concepción; por nada del mundo vayas a abortar porque si lo haces estarías matando a un bebé inocente”.
Juan viene muy tranquilo en su auto escuchando la salsa que tanto le gusta, minutos antes de llegar ante su novia suena la canción de Rubén Blades, “decisiones”, esa que dice: “la ex señorita no ha decidido que hacer, en la clase de geografía la maestra habla de Turquía mientras que la susodicha sólo piensa en su desdicha y en su dilema hay que problema; mientras tanto el novio ensaya que va a decir seguro que va a morir cuando los padres se enteren y aunque él otra solución prefiere no toma otra decisión, porque esperar es mejor haber si la regla viene; decisiones…”
Por supuesto, la canción refleja lo que este querido muchacho le sugiere a su novia que haga, para Juan el hecho de que su novia este embarazada por accidente es el hecho de que tenga que abortar ese niño, primero porque él y ella no tienen como mantener al bebé en este momento, segundo si tienen el bebé él no podrá continuar en la universidad y Sara no podrá terminar la secundaria; cualquier pretexto es válido para Juan, el hecho es que ese hijo no puede nacer porque nadie tiene el derecho de castigarlos por disfrutar de sus relaciones sexuales.
Sara al escuchar lo que piensa el hombre que ella ama y el padre de su hijo queda completamente abrumada, no sabe si hacerle caso a su novio o a su amiga, ya que cada uno la aconseja con argumentos válidos, pero Sara esta conciente de que cualquier decisión que tome contiene un peligro diferente pero de una u otra manera es peligro, por un lado está el peligro de que sus sus padres se enteren y por otro está el peligro de realizarse un aborto voluntario y que se pueda enfermar o hasta morir.
Ya casi entra el medio día, Sara a caminado por todo el parque y sus alrededores pensando que va a hacer, esta desconectada de la realidad, ya se esta haciendo a la idea de que dentro de ella crece una vida inocente que no tiene maldad y mucho menos es culpable de su error, pero también piensa que ella no merece acabar con su vida y sus sueños.
Dando vueltas y vueltas decide entrar al templo para aclarar un poco sus ideas, antes de iniciar la eucaristía parece que en los medios han publicado la noticia de la legalización del aborto en el país, para casos exclusivos como violación o posibles deformidades; debido a este suceso el sacerdote eleva una solemne oración hacia Dios: “Señor, te pedimos por los niños que no nacieron. Por las madres que no supieron pedir tu ayuda y que decidieron terminar con la vida de su hijo, antes de que ellos pudieran ver la luz. Tu Luz. Danos el don de reconocer que nuestra vida es un regalo tuyo y que debemos cuidarla para poder cumplir la misión que Tú esperas de cada uno de nosotros”.
Sara no soporta más parece que todo estuviera en su contra sale corriendo de la Iglesia, se esta consumiendo por dentro, su hijo ya esta creciendo y sintiéndose rechazado , el padre del niño está pensando como deshacerse de él, la amiga de la madre piensa como ayudar a su amiga tratando de evitarle problemas, gira el círculo vicioso. La temperatura es alta Sara esta indispuesta, la cabeza le da vueltas, la ropa le estorba, en fin se siente ahogada, cae en el piso; cuando despierta esta en su casa rodeada de su familia que solo llora y se lamenta en su habitación, Sara había perdido su bebé, su familia estaba decepcionada, Juan estaba tranquilo aunque en el fondo sentía la perdida de su hijo, Laura estaba desconcertada y tenía la ilusión de que en caso de que su amiga no hubiera perdido el niño lo hubiera dejado nacer, porque para Laura las personas que están a favor del aborto deben reconocer que ellas ya nacieron y que tienen vida, ¿acaso a ellos se las negaron? y ¿quién sabe en que circunstancias fueron concebidos y traídos a este mundo?.
¿Quién sabe cual habría sido la decisión de Sara?, pero el destino decidió antes que ella sin medir consecuencias, los padres de Sara se enteraron irónicamente del embarazo de su hija al mismo tiempo que se enteraban que había sufrido un aborto espontáneo debido a su corta edad.
“Ahora son 34 cosas”
Del cuello para abajo todo lo ven, son gemelos, casi siempre tienen el mismo color en su iris, aunque conozco casos en los que uno es diferente del otro, u otros en que cambian de color dependiendo del estado de ánimo de quien los porta, nunca se verán frente a frente, ni siquiera a través de un bisco pueden lograrlo, el límite, la nariz impide hacerlo, quizás los biscos sean quienes logran acercarlos, pero aún así nunca se verán frente a frente.
Nuestro reflejo en el espejo, en un lago o en una ventana es la única posibilidad de poder ver nuestro rostro, el lugar donde habitan este par de gemelos que por más intentos de vueltas que hagan necesitan de un instrumento que los refleje para verse ellos mismos y al resto del rostro.
Cuando era pequeña, necesitaba ver mi reflejo en cualquier parte, en un enfriador, en un retrovisor, hablaba mirándome al espejo y hasta hace poco me veía llorar ante él, otro vicio particular que tenía era mirarme en él antes de hablar con alguien, antes de decir una mentira, o antes de decir un secreto; me miraba ante él tratando de ocultar mis emociones pero se me olvidaba que al mirar a alguien a los ojos, el poder de mi reflejo lo tendría los ojos del otro y ellos no me dirían la verdad acerca de mis gestos y mis emociones, son demasiado pequeños y muchas veces se invaden de brillo o lágrimas que opacan mis emociones y dejan relucientes las del otro.
Nunca olvidaré cuantas veces me mire en el espejo hablando por teléfono, tratando a pesar de las distancias de no hacer gestos que hirieran al otro (gracioso pero cierto) , buscaba como hablar encerrada una habitación, pero donde estuviera presente este artilugio, que se me volvió indispensable, aunque por más de diez años no lo tuve en mi pieza. Quizás este llegó cuando sentí la necesidad de tener privacidad, de no peinarme y mirarme en el espejo del cuarto de mis padres, sí ahí en ese momento, cuando llegó la adolescencia y estar bien se convirtió en una prioridad.
A través de los ojos no sólo se ve lo físico, a través de los ojos la mente imagina, al igual que con los sonidos, los olores y lo que toca. Dos tres al revés, mirándose se ven en la portada, de primera impresión parece más bien un libro de matemáticas que de breves relatos, sobre los objetos más prácticos y a la vez más insignificantes que rodean nuestra vida; un texto que al abrirlo parece ser muy común, pero que después de leer el relato del teléfono, a pesar de no ver mi rostro siento y sé que mis ojos al igual que mis labios están sonriendo porque lo que dice ahí dentro también me ha pasado.
Cuando nací ya el teléfono existía, no era mi necesidad, creo que nunca esperaba llamadas, si estaba dormida no escuchaba su rinrineo, que es simplemente insoportable cuando estoy tratando de continuar en ese sueño que cuando despierte me costará recordar. Aquella vez que ese niño me dijo que me llamaría, ese que ya era inalámbrico, (un celular grande) se convirtió en mi eterno acompañante, no tenerlo al lado, no saber donde estaba o simplemente tenerlo descargado u ocupado, cuando la segunda línea sólo era un sueño y el identificador de llamadas no hacia presencia en mi casa (había que pagar adicional), el teléfono se convirtió en mi obsesión, eso si antes que llegará el celular.
Los dos cumplen la misma función, fueron hechos para comunicarse, pero son dos creaciones de pura espera, generadores de ansiedad, chismes, secretos, no hay existe tal grado de curiosidad como revisar la bandeja de los mensajes en el celular del novio, del man que te gusta o de tu papá que piensas tiene una mosa; o mirar la pantalla, ver un número desconocido y pensar que es aquel de quien esperas la llamada, llamándote de otro celular porque se le acabaron los minutos. Las excusas encontraron respaldo en un objeto tan pasajero como el celular, cuya vida útil cada vez es más corta, “no tengo minutos”, “se me descargo el celular”, “no tenía señal” , “a mi no me llego ningún mensaje…”, sin pensarlo el hombre invento un escondite particular, cuando te llaman a tu casa y contestas saben que estás allí, pero… ¿qué pasa cuando te llaman al celular y te preguntan dónde estás?, puedes estar en cualquier parte y en todas al mismo tiempo, simplemente con el celular estás donde quieres estar.
Creo que a mis ojos no les gusta mucho, ser opacados por aquellas gafas de marco negro estrecho que hacen que vea todo más claro, es que me vuelven ajena a mis miradas, simplemente no pertenecen a mí y no quiero que lo hagan. Los dos tres siguen ahí estáticos, en ese fondo verde limón, los veo claros, al menos no están lejos porque la miopía no me dejaría reconocerlos, he pensado en ponerme esas “lentejas de vidrio”, pero prefiero esforzar la mirada que seguir sintiéndome ajena, doy vueltas en la cama tratando de encontrar la posición más cómoda para seguir leyendo y que no me incomode más este cuello ficticio del que si soy ajena por completo; ya mi cama no me recibe, parece que me quisiera sacar y eso que soy de las que piensa que la cama llega a parecerse tanto al dueño que es imposible que lo saquen o que éste se caiga de ella, la forma del dueño está ahí dentro, como si el colchón hiciese un hoyo que sacará los brazos y apretará fuertemente a quien reposa en él cada amanecer, cada tarde, cada noche la revelación del inconsciente convertida en sueños a blanco y negro, otras veces a color con sabores y olores que como decía un profesor “aquellas personas que sueñan a color y dentro del sueño dejan inmersos todos sus sentidos, tienen un cerebro bastante desarrollado”.
Las letras siguen formando en mi cabeza un montón de imágenes y sé que mi vista todavía sonríe con las cotidianidades y los recuerdos de esas 33 cosas que han estado presentes en menor o en mayor forma durante mi vida.
Pero ahí está, amarrándome la cosa número 34 que hace apenas cinco días llegó a mi vida y a pesar de que todo mi cuerpo ha intentado expulsarla, permanece ahí. Ese cuello ortopédico me deja sin respiración, no me permite hablar como siempre, hacer esfuerzos me duele y la incomodidad también, no corresponde a mi talla, pero al igual que yo se intenta acomodar a mi, no habla, pero sé que por las noches descansa y deja de atormentar a mi cuello; suelto no representa ninguna amenaza pero atado a mi, me asecha no me deja ver mi cuerpo, me convierte en una incapacitada.
Todo fue muy rápido, las llantas no respondieron a la dirección, el piso estaba húmedo, devolví toda la cabrilla, cogió fuerza y no la puede detener, el sonido de las llantas rechinar termino en frente del separador, una, dos vueltas campana (que creo se llama así porque el carro termina parado), y ahí está, el carro bajando hacia Bello en la mitad del carril, 45 minutos después la sirena, nunca había estado dentro y no lo quería estar; ella parece un nuevo mundo por descubrir, cuando pasaban por mi lado les abría espacio para que siguieran, pocas veces me imagine quien iba ahí dentro, pero esta vez era yo la que estaba dentro, amarrada a una camilla de madera, con un cuello de pasta, llorando, sola y a la expectativa del recorrido hasta el hospital, pensé que todo iba a ser diferente, más rápido con la sirena activada, pero no, la sirena sólo se activo al llegar a la autopista Norte, la velocidad del carro era normal, no sé si los otros carros dieron espacio o no, pero ahí estábamos ella y yo frente al Hospital Marco Fidel Suárez (un nombre muy original en Bello). Todo se veía diferente, ya el mundo no está a tus pies como cuando aceleras un carro y sobrepasas al del lado, tú estás bajo el mundo.
¿Niña qué le pasó?, repetí la historia que repetiría por más de una semana a todas y cada una de las personas que me preguntaran por mi accidente, quizás así se me iría pasando el susto de dar vueltas con un carro. “Di vuelta campana…” yo repetía la historia, así como mi mamá repite e insiste que el día que se muera le demos una vuelta en el carro fúnebre por el Barrio Obrero al son de la canción “¿Por quién doblan las campanas?” y yo me digo similar a Spitaletta, quizás cuando nos preguntemos por quién doblan, será por nosotros, casi nunca sabemos por quien suenan las campanas de una Iglesia cuando hay un muerto, yo aprendí que era por un muerto porque después de ser acolita y saber las horas de todas las misas, cuando las escuchaba a la hora que no había misa, mi mamá me recordaba que era por un muerto.
Ahora son 34 cosas que me hacen pensar, 34 cosas que me hacen recordar anécdotas graciosas, tristes, inolvidables, únicas, similares a las de Reinaldo, pero al fin y al cabo cosas de la cotidianidad, cosas que casi nunca me detengo a mirar y pienso por ejemplo, como estoy sentada escribiendo en este computador que ya es portátil, reemplazando aquellos cuadernos que me encantaba estrenar, que me encantaba oler y los cuales no permitía que se arrugaran las puntas de las hojas, esos donde hacia los títulos con lápiz rojo y el contenido con un lápiz Mirado 2, los que uno parte a la mitad en el ICFES, porque se le olvidó que debía responder con ese lápiz en específico, y no con el portaminas que cuando ibas creciendo te dejaban usar en el colegio (y lo agradezco porque sacar punta, era todo un gran proceso que debía terminar en el bote de la basura del salón que siempre estaba en la otra esquina de mi puesto). Sigo escribiendo y me doy cuenta como el lápiz y el cuaderno fueron reemplazados en gran parte por esta máquina inteligente que hicieron de la vida, un asunto más sencillo, más práctico, sin embargo no puedo negar que la sensación de rayar, de dibujar y de escribir confesiones en una hoja de papel, calma la ansiedad, los nervios y deja volar la imaginación, mientras que esta pantalla cuadrada como dice un amigo publicista “limita tu imaginación”.
Yo puedo imaginar con los ojos abiertos, imaginar no es más que crear un propio mundo, un mundo paralelo, donde tenemos el poder, donde ponemos nuestras propias reglas y donde sólo vivimos nosotros y quienes queramos invitar, aunque casi nunca nuestros invitados saben que hacen parte de ese mundo.
Alguien tuvo que haber imaginado que volaba para crear una cometa, así haya sido usada en sus inicios con fines bélicos, alguien tuvo que pensar que si por sus propios medios no podía volar, algo creado por él debía volar a su manera y ser controlado por él mismo, elevar una cometa tiene ciencia, si no sabes mantenerla en el aire, soltar la pita a la distancia correcta se puede caer y enredarse con otra que estaba bien controlada y si no la pones en el lugar correcto para que el viento la eleve quizás nunca suba; es similar a elevar un globo, tiene cinco puntas, sostenidas por cinco personas que deben mantenerlo erguido, mientras uno debajo prende la mecha, al prenderla todos deben coordinar el movimiento, subirlo un poco y dejarlo ir.
Las dos son actividades premeditadas, de paciencia, como debería ser la vida, todos queremos volar, cambiar el mundo, sabemos que podemos, muchos tienen el talento, las habilidades, lo necesario, pero el tic tac del reloj, los estrictos horarios, el excesivo trabajo, la precipitación te empujan y no precisamente hacia el cielo, muchas veces al abismo.
Arriba, abajo, derecha, izquierda, mis ojos se siguen moviendo libremente por entre las hojas, al menos se mueven sin esos lentes estorbosos, como dice Reinaldo con ellos todo se ve más claro, se vuelven costumbre pero estorban, son ajenos, feos y la gente no te mira a los ojos, te mira al lente.
Cada letra, cada palabra, cada párrafo conectados los sigue llevando al mundo de las cosas, allí ellas hablan y sienten, mi cosa número 34 no me deja mover la cabeza libremente, creo que más bien parezco una estatua, pero no tan fea como la que hay en Castilla de René Higuita que lo disminuye de un futbolista heroico a una estructura de cal blanca, robusta y sin facciones en el rostro, quizás quien la hizo lo odiaba, o simplemente se le olvido lo significante que es en un país como este una figura como Higuita, donde el fútbol parece ser el único deporte existente. Él todo un mago del balón, el objeto que como dice tras la portada de los 3 al revés y de frente nunca cae, rebota, se mueve pero nunca cae, pero si ve caer a quienes no lo saben maniobrar y sube hasta el cielo con los magos que lo saben manejar ¿o no han pensado, que sería de éstos personajes, si Fu Hi gobernante chino apelmazara varias raíces duras hasta formar una masa esférica a la que recubrió con pedazos de cuero crudo y creara la primera pelota, madre del balón de fútbol usado por primera vez en 1936 ?.
¿O que sería de estas 33 cosas, si alguien no se hubiera detenido a escucharlas, a saber que sentían, a conocer su historia y a escribirla en pequeños relatos para quien tiene un par de gemelos, ansiosos de no dejar de moverse, de imaginar, de leer y de sumergirse en otro mundo olvidado, el de las cosas, por el momento el de estas 33 cosas… 34 con mi cuello ortopédico?
Nuestro reflejo en el espejo, en un lago o en una ventana es la única posibilidad de poder ver nuestro rostro, el lugar donde habitan este par de gemelos que por más intentos de vueltas que hagan necesitan de un instrumento que los refleje para verse ellos mismos y al resto del rostro.
Cuando era pequeña, necesitaba ver mi reflejo en cualquier parte, en un enfriador, en un retrovisor, hablaba mirándome al espejo y hasta hace poco me veía llorar ante él, otro vicio particular que tenía era mirarme en él antes de hablar con alguien, antes de decir una mentira, o antes de decir un secreto; me miraba ante él tratando de ocultar mis emociones pero se me olvidaba que al mirar a alguien a los ojos, el poder de mi reflejo lo tendría los ojos del otro y ellos no me dirían la verdad acerca de mis gestos y mis emociones, son demasiado pequeños y muchas veces se invaden de brillo o lágrimas que opacan mis emociones y dejan relucientes las del otro.
Nunca olvidaré cuantas veces me mire en el espejo hablando por teléfono, tratando a pesar de las distancias de no hacer gestos que hirieran al otro (gracioso pero cierto) , buscaba como hablar encerrada una habitación, pero donde estuviera presente este artilugio, que se me volvió indispensable, aunque por más de diez años no lo tuve en mi pieza. Quizás este llegó cuando sentí la necesidad de tener privacidad, de no peinarme y mirarme en el espejo del cuarto de mis padres, sí ahí en ese momento, cuando llegó la adolescencia y estar bien se convirtió en una prioridad.
A través de los ojos no sólo se ve lo físico, a través de los ojos la mente imagina, al igual que con los sonidos, los olores y lo que toca. Dos tres al revés, mirándose se ven en la portada, de primera impresión parece más bien un libro de matemáticas que de breves relatos, sobre los objetos más prácticos y a la vez más insignificantes que rodean nuestra vida; un texto que al abrirlo parece ser muy común, pero que después de leer el relato del teléfono, a pesar de no ver mi rostro siento y sé que mis ojos al igual que mis labios están sonriendo porque lo que dice ahí dentro también me ha pasado.
Cuando nací ya el teléfono existía, no era mi necesidad, creo que nunca esperaba llamadas, si estaba dormida no escuchaba su rinrineo, que es simplemente insoportable cuando estoy tratando de continuar en ese sueño que cuando despierte me costará recordar. Aquella vez que ese niño me dijo que me llamaría, ese que ya era inalámbrico, (un celular grande) se convirtió en mi eterno acompañante, no tenerlo al lado, no saber donde estaba o simplemente tenerlo descargado u ocupado, cuando la segunda línea sólo era un sueño y el identificador de llamadas no hacia presencia en mi casa (había que pagar adicional), el teléfono se convirtió en mi obsesión, eso si antes que llegará el celular.
Los dos cumplen la misma función, fueron hechos para comunicarse, pero son dos creaciones de pura espera, generadores de ansiedad, chismes, secretos, no hay existe tal grado de curiosidad como revisar la bandeja de los mensajes en el celular del novio, del man que te gusta o de tu papá que piensas tiene una mosa; o mirar la pantalla, ver un número desconocido y pensar que es aquel de quien esperas la llamada, llamándote de otro celular porque se le acabaron los minutos. Las excusas encontraron respaldo en un objeto tan pasajero como el celular, cuya vida útil cada vez es más corta, “no tengo minutos”, “se me descargo el celular”, “no tenía señal” , “a mi no me llego ningún mensaje…”, sin pensarlo el hombre invento un escondite particular, cuando te llaman a tu casa y contestas saben que estás allí, pero… ¿qué pasa cuando te llaman al celular y te preguntan dónde estás?, puedes estar en cualquier parte y en todas al mismo tiempo, simplemente con el celular estás donde quieres estar.
Creo que a mis ojos no les gusta mucho, ser opacados por aquellas gafas de marco negro estrecho que hacen que vea todo más claro, es que me vuelven ajena a mis miradas, simplemente no pertenecen a mí y no quiero que lo hagan. Los dos tres siguen ahí estáticos, en ese fondo verde limón, los veo claros, al menos no están lejos porque la miopía no me dejaría reconocerlos, he pensado en ponerme esas “lentejas de vidrio”, pero prefiero esforzar la mirada que seguir sintiéndome ajena, doy vueltas en la cama tratando de encontrar la posición más cómoda para seguir leyendo y que no me incomode más este cuello ficticio del que si soy ajena por completo; ya mi cama no me recibe, parece que me quisiera sacar y eso que soy de las que piensa que la cama llega a parecerse tanto al dueño que es imposible que lo saquen o que éste se caiga de ella, la forma del dueño está ahí dentro, como si el colchón hiciese un hoyo que sacará los brazos y apretará fuertemente a quien reposa en él cada amanecer, cada tarde, cada noche la revelación del inconsciente convertida en sueños a blanco y negro, otras veces a color con sabores y olores que como decía un profesor “aquellas personas que sueñan a color y dentro del sueño dejan inmersos todos sus sentidos, tienen un cerebro bastante desarrollado”.
Las letras siguen formando en mi cabeza un montón de imágenes y sé que mi vista todavía sonríe con las cotidianidades y los recuerdos de esas 33 cosas que han estado presentes en menor o en mayor forma durante mi vida.
Pero ahí está, amarrándome la cosa número 34 que hace apenas cinco días llegó a mi vida y a pesar de que todo mi cuerpo ha intentado expulsarla, permanece ahí. Ese cuello ortopédico me deja sin respiración, no me permite hablar como siempre, hacer esfuerzos me duele y la incomodidad también, no corresponde a mi talla, pero al igual que yo se intenta acomodar a mi, no habla, pero sé que por las noches descansa y deja de atormentar a mi cuello; suelto no representa ninguna amenaza pero atado a mi, me asecha no me deja ver mi cuerpo, me convierte en una incapacitada.
Todo fue muy rápido, las llantas no respondieron a la dirección, el piso estaba húmedo, devolví toda la cabrilla, cogió fuerza y no la puede detener, el sonido de las llantas rechinar termino en frente del separador, una, dos vueltas campana (que creo se llama así porque el carro termina parado), y ahí está, el carro bajando hacia Bello en la mitad del carril, 45 minutos después la sirena, nunca había estado dentro y no lo quería estar; ella parece un nuevo mundo por descubrir, cuando pasaban por mi lado les abría espacio para que siguieran, pocas veces me imagine quien iba ahí dentro, pero esta vez era yo la que estaba dentro, amarrada a una camilla de madera, con un cuello de pasta, llorando, sola y a la expectativa del recorrido hasta el hospital, pensé que todo iba a ser diferente, más rápido con la sirena activada, pero no, la sirena sólo se activo al llegar a la autopista Norte, la velocidad del carro era normal, no sé si los otros carros dieron espacio o no, pero ahí estábamos ella y yo frente al Hospital Marco Fidel Suárez (un nombre muy original en Bello). Todo se veía diferente, ya el mundo no está a tus pies como cuando aceleras un carro y sobrepasas al del lado, tú estás bajo el mundo.
¿Niña qué le pasó?, repetí la historia que repetiría por más de una semana a todas y cada una de las personas que me preguntaran por mi accidente, quizás así se me iría pasando el susto de dar vueltas con un carro. “Di vuelta campana…” yo repetía la historia, así como mi mamá repite e insiste que el día que se muera le demos una vuelta en el carro fúnebre por el Barrio Obrero al son de la canción “¿Por quién doblan las campanas?” y yo me digo similar a Spitaletta, quizás cuando nos preguntemos por quién doblan, será por nosotros, casi nunca sabemos por quien suenan las campanas de una Iglesia cuando hay un muerto, yo aprendí que era por un muerto porque después de ser acolita y saber las horas de todas las misas, cuando las escuchaba a la hora que no había misa, mi mamá me recordaba que era por un muerto.
Ahora son 34 cosas que me hacen pensar, 34 cosas que me hacen recordar anécdotas graciosas, tristes, inolvidables, únicas, similares a las de Reinaldo, pero al fin y al cabo cosas de la cotidianidad, cosas que casi nunca me detengo a mirar y pienso por ejemplo, como estoy sentada escribiendo en este computador que ya es portátil, reemplazando aquellos cuadernos que me encantaba estrenar, que me encantaba oler y los cuales no permitía que se arrugaran las puntas de las hojas, esos donde hacia los títulos con lápiz rojo y el contenido con un lápiz Mirado 2, los que uno parte a la mitad en el ICFES, porque se le olvidó que debía responder con ese lápiz en específico, y no con el portaminas que cuando ibas creciendo te dejaban usar en el colegio (y lo agradezco porque sacar punta, era todo un gran proceso que debía terminar en el bote de la basura del salón que siempre estaba en la otra esquina de mi puesto). Sigo escribiendo y me doy cuenta como el lápiz y el cuaderno fueron reemplazados en gran parte por esta máquina inteligente que hicieron de la vida, un asunto más sencillo, más práctico, sin embargo no puedo negar que la sensación de rayar, de dibujar y de escribir confesiones en una hoja de papel, calma la ansiedad, los nervios y deja volar la imaginación, mientras que esta pantalla cuadrada como dice un amigo publicista “limita tu imaginación”.
Yo puedo imaginar con los ojos abiertos, imaginar no es más que crear un propio mundo, un mundo paralelo, donde tenemos el poder, donde ponemos nuestras propias reglas y donde sólo vivimos nosotros y quienes queramos invitar, aunque casi nunca nuestros invitados saben que hacen parte de ese mundo.
Alguien tuvo que haber imaginado que volaba para crear una cometa, así haya sido usada en sus inicios con fines bélicos, alguien tuvo que pensar que si por sus propios medios no podía volar, algo creado por él debía volar a su manera y ser controlado por él mismo, elevar una cometa tiene ciencia, si no sabes mantenerla en el aire, soltar la pita a la distancia correcta se puede caer y enredarse con otra que estaba bien controlada y si no la pones en el lugar correcto para que el viento la eleve quizás nunca suba; es similar a elevar un globo, tiene cinco puntas, sostenidas por cinco personas que deben mantenerlo erguido, mientras uno debajo prende la mecha, al prenderla todos deben coordinar el movimiento, subirlo un poco y dejarlo ir.
Las dos son actividades premeditadas, de paciencia, como debería ser la vida, todos queremos volar, cambiar el mundo, sabemos que podemos, muchos tienen el talento, las habilidades, lo necesario, pero el tic tac del reloj, los estrictos horarios, el excesivo trabajo, la precipitación te empujan y no precisamente hacia el cielo, muchas veces al abismo.
Arriba, abajo, derecha, izquierda, mis ojos se siguen moviendo libremente por entre las hojas, al menos se mueven sin esos lentes estorbosos, como dice Reinaldo con ellos todo se ve más claro, se vuelven costumbre pero estorban, son ajenos, feos y la gente no te mira a los ojos, te mira al lente.
Cada letra, cada palabra, cada párrafo conectados los sigue llevando al mundo de las cosas, allí ellas hablan y sienten, mi cosa número 34 no me deja mover la cabeza libremente, creo que más bien parezco una estatua, pero no tan fea como la que hay en Castilla de René Higuita que lo disminuye de un futbolista heroico a una estructura de cal blanca, robusta y sin facciones en el rostro, quizás quien la hizo lo odiaba, o simplemente se le olvido lo significante que es en un país como este una figura como Higuita, donde el fútbol parece ser el único deporte existente. Él todo un mago del balón, el objeto que como dice tras la portada de los 3 al revés y de frente nunca cae, rebota, se mueve pero nunca cae, pero si ve caer a quienes no lo saben maniobrar y sube hasta el cielo con los magos que lo saben manejar ¿o no han pensado, que sería de éstos personajes, si Fu Hi gobernante chino apelmazara varias raíces duras hasta formar una masa esférica a la que recubrió con pedazos de cuero crudo y creara la primera pelota, madre del balón de fútbol usado por primera vez en 1936 ?.
¿O que sería de estas 33 cosas, si alguien no se hubiera detenido a escucharlas, a saber que sentían, a conocer su historia y a escribirla en pequeños relatos para quien tiene un par de gemelos, ansiosos de no dejar de moverse, de imaginar, de leer y de sumergirse en otro mundo olvidado, el de las cosas, por el momento el de estas 33 cosas… 34 con mi cuello ortopédico?
EN LA LEY DE JUSTICIA Y PAZ: LA INDEMNIZACIÓN ECONÓMICA NO ES LA ÚNICA VIA DE REPARACIÓN
“Espero entre 18 y 20 millones de pesos, más no se sabe si sea eso, también hay otra posibilidad que den tierras” afirmó Ely Yuladi Tapias Gómez víctima de las AUC (Autodefensas Colombianas) al referirse a la indemnización que espera por parte del Gobierno.
Mientras que un artículo publicado en El Colombiano, y como comenta John Jairo González Espinosa, encargado del Programa de Atención a Víctimas y Desmovilizados en Postulados de Ley de Justicia y Paz: “con los bienes entregados, con la plata que hay en el fondo de reparación, con aquello que se ha podido reunir para reparar a las víctimas, hoy por hoy, a cada una de las 12500 víctimas de las AUC le corresponde 7mil pesos y 3 dólares”.
Según John Jairo, las víctimas están pensando que hay millones y millones y ahí es donde radica el problema, porque la indemnización económica no es el único tipo de reparación que existe para las víctimas. “Esa plata la veo como una bendición, como mi hermanito está tan joven para estudiar, o para una casita”, dijo Ely hablando del dinero de la indemnización que según la abogada María Teresa Hernández*, tendrá Ely.
La restitución dirigida a restablecer situaciones existentes antes de la violación de derechos humanos, la indemnización que resulta como la compensación por vía económica de los daños psicológicos y materiales causados, la rehabilitación como recuperación mediante atención médica y psicológica y por último la satisfacción y garantías de no repetición, son las cuatro vías de reparación brindadas por la Ley de Justicia y Paz, según María Teresa Hernández*, abogada para la Defensoría del Pueblo.
“En el caso colombiano las víctimas, no han obtenido su derecho a la reparación; no ha existido restitución, rehabilitación, satisfacción ni garantías de no repetición, tampoco ha existido indemnización y dentro de esta ni siquiera la reparación económica”, afirmó en un artículo referente a la Ley de Justicia y Paz, Jaime Araújo Rentería, magistrado de la Corte Constitucional.
Para Ely resulta ser lo contrario en cuestión de rehabilitación, porque como ella misma argumenta no ha tenido apoyo de psicólogos porque no lo ha deseado y no por falta de información, “dicen que la terapia mejor es uno hablar, como sacar todo lo que tiene por dentro de los golpes duros de la vida; mi abogada me informa todas las actividades que hay y a lo que puedo acceder, también lo de los psicólogos” dice Ely.
“La ley de Justicia y Paz incluye exclusivamente víctimas de las AUC eso implica que se excluye guerrilla y bandas comunes”, afirmó John Jairo al referirse a los involucrados en el proceso. “Ely aplica para acogerse a la ley” dijo María Teresa Hernández* abogada encargada del caso, sustentando su afirmación con parte de la historia de Ely: “cuando era muy niña sus padres fueron asesinados por las AUC dejándola huérfana y con dos hermanos a cargo”.
Pese a la exclusión de guerrillas del proceso de Justicia y Paz, Antonio Mira*, ex miliciano de las FARC está involucrado con el proceso de Justicia Restaurativa en un grupo conformado por guerrilleros del ELN y las FARC presos en la cárcel de Bellavista.
Según el sitio web http://www.justiciarestaurativa.org/, es posible definir a la Justicia Restaurativa como una respuesta sistemática frente al delito, que enfatiza la sanación de las heridas causadas o reveladas por el mismo en víctimas, delincuentes y comunidades.
“Nos cansamos de la guerra, por lo menos yo sí” dice Antonio al hablar del grupo y de las víctimas, así mismo agrega que ha estado en un proceso con la asistencia de psicólogos, y en diferentes charlas sobre el perdón y la verdad, “eso de la justicia restaurativa” dice Antonio* al referirse al proceso.
“Por el sólo hecho de pertenecer o estar catalogado en las FARC, hay que pedirle perdón a las víctimas; a las Madres de la Candelaria se les hizo un acto, se les pidió disculpas”, y al igual que Julián ex guerrillero del ELN, Antonio* estuvo presente en el acto con las victimas de Bojayá, según Sara Palacio* integrante del grupo de Comunicación para el Desarrollo, grupo que ha seguido el proceso de Justicia Restaurativa con víctimas y victimarios.
“Vinieron las victimas de Bojaya, yo les pedí perdón, pero ni sé dónde queda Bojayá” aseguró Julián*.
“Perdonar no es olvidar, es vivir en paz con la ofensa” Tim Guénard
*Los nombres fueron cambiados a petición de las fuentes.
Mientras que un artículo publicado en El Colombiano, y como comenta John Jairo González Espinosa, encargado del Programa de Atención a Víctimas y Desmovilizados en Postulados de Ley de Justicia y Paz: “con los bienes entregados, con la plata que hay en el fondo de reparación, con aquello que se ha podido reunir para reparar a las víctimas, hoy por hoy, a cada una de las 12500 víctimas de las AUC le corresponde 7mil pesos y 3 dólares”.
Según John Jairo, las víctimas están pensando que hay millones y millones y ahí es donde radica el problema, porque la indemnización económica no es el único tipo de reparación que existe para las víctimas. “Esa plata la veo como una bendición, como mi hermanito está tan joven para estudiar, o para una casita”, dijo Ely hablando del dinero de la indemnización que según la abogada María Teresa Hernández*, tendrá Ely.
La restitución dirigida a restablecer situaciones existentes antes de la violación de derechos humanos, la indemnización que resulta como la compensación por vía económica de los daños psicológicos y materiales causados, la rehabilitación como recuperación mediante atención médica y psicológica y por último la satisfacción y garantías de no repetición, son las cuatro vías de reparación brindadas por la Ley de Justicia y Paz, según María Teresa Hernández*, abogada para la Defensoría del Pueblo.
“En el caso colombiano las víctimas, no han obtenido su derecho a la reparación; no ha existido restitución, rehabilitación, satisfacción ni garantías de no repetición, tampoco ha existido indemnización y dentro de esta ni siquiera la reparación económica”, afirmó en un artículo referente a la Ley de Justicia y Paz, Jaime Araújo Rentería, magistrado de la Corte Constitucional.
Para Ely resulta ser lo contrario en cuestión de rehabilitación, porque como ella misma argumenta no ha tenido apoyo de psicólogos porque no lo ha deseado y no por falta de información, “dicen que la terapia mejor es uno hablar, como sacar todo lo que tiene por dentro de los golpes duros de la vida; mi abogada me informa todas las actividades que hay y a lo que puedo acceder, también lo de los psicólogos” dice Ely.
“La ley de Justicia y Paz incluye exclusivamente víctimas de las AUC eso implica que se excluye guerrilla y bandas comunes”, afirmó John Jairo al referirse a los involucrados en el proceso. “Ely aplica para acogerse a la ley” dijo María Teresa Hernández* abogada encargada del caso, sustentando su afirmación con parte de la historia de Ely: “cuando era muy niña sus padres fueron asesinados por las AUC dejándola huérfana y con dos hermanos a cargo”.
Pese a la exclusión de guerrillas del proceso de Justicia y Paz, Antonio Mira*, ex miliciano de las FARC está involucrado con el proceso de Justicia Restaurativa en un grupo conformado por guerrilleros del ELN y las FARC presos en la cárcel de Bellavista.
Según el sitio web http://www.justiciarestaurativa.org/, es posible definir a la Justicia Restaurativa como una respuesta sistemática frente al delito, que enfatiza la sanación de las heridas causadas o reveladas por el mismo en víctimas, delincuentes y comunidades.
“Nos cansamos de la guerra, por lo menos yo sí” dice Antonio al hablar del grupo y de las víctimas, así mismo agrega que ha estado en un proceso con la asistencia de psicólogos, y en diferentes charlas sobre el perdón y la verdad, “eso de la justicia restaurativa” dice Antonio* al referirse al proceso.
“Por el sólo hecho de pertenecer o estar catalogado en las FARC, hay que pedirle perdón a las víctimas; a las Madres de la Candelaria se les hizo un acto, se les pidió disculpas”, y al igual que Julián ex guerrillero del ELN, Antonio* estuvo presente en el acto con las victimas de Bojayá, según Sara Palacio* integrante del grupo de Comunicación para el Desarrollo, grupo que ha seguido el proceso de Justicia Restaurativa con víctimas y victimarios.
“Vinieron las victimas de Bojaya, yo les pedí perdón, pero ni sé dónde queda Bojayá” aseguró Julián*.
“Perdonar no es olvidar, es vivir en paz con la ofensa” Tim Guénard
*Los nombres fueron cambiados a petición de las fuentes.
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